Los Bravos de Margarita tuvieron lo que hasta ahora sólo les había podido dar Seth Etherton, que no es más que un abridor que por lo menos ofrezca 5 innings de buena labor, y eso lo hizo anoche el recién llegado norteamericano (México), Francisco Córdova, eso sumado a batazos oportunos impidieron la barrida de La Guaira en Margarita, al ganar con marcador de 8 carreras a 2.
Muchos fanáticos de los Tiburones ya daban por un hecho que ocuparían el segundo lugar de la tabla, pues entre Caracas y Magallanes saldría un perdedor, pero para que eso ocurriese había que ganarle primero a Bravos y ayer los Tiburones se encontraron con unos margariteños efectivos tanto en el pitcheo como en el bateo, y ante ese panorama es difícil ganar.
Si a eso le sumamos que los escualos apenas dieron dos hits, no hace falta analizar mucho del por qué de la derrota; por su parte, los Bravos jugaron lo que fue quizás su mejor partido de la semifinal, dando los batazos en el momento que había que darlos y aprovechando al máximo los errores del rival.
Dos racimos le bastaron a los locales para darle cifras definitivas al encuentro. En el cuarto capítulo hicieron igual número de rayitas, contabilizándose hasta un balk por parte del abridor Raúl Rivero, quien de nuevo fracasó en su labor. Luego, en el séptimo, con hombre en segunda y un out, Subero decidió regalarle la primera a Frank Díaz, para enfrentar a Tom Evans con la ilusión de que el “gringo” bateara para doble play, pero lejos de eso, Evans le pescó un pitcheo a Eddie Ramos y la desapareció por el jardín izquierdo, para agregar las últimas tres rayitas en la cuenta margariteña.
No sólo le funcionó el abridor a los insulares, también el bullpen dejó las cosas en su lugar con un solo asterisco, que fue Alberto Bastardo quien vino descontrolado y llenó las bases con tres boletos, pero Luis Ramírez evitó males peores, y Martínez y Alfonseca terminaron de darle matarile al encuentro.
Si a eso le sumamos que los escualos apenas dieron dos hits, no hace falta analizar mucho del por qué de la derrota; por su parte, los Bravos jugaron lo que fue quizás su mejor partido de la semifinal, dando los batazos en el momento que había que darlos y aprovechando al máximo los errores del rival.
Dos racimos le bastaron a los locales para darle cifras definitivas al encuentro. En el cuarto capítulo hicieron igual número de rayitas, contabilizándose hasta un balk por parte del abridor Raúl Rivero, quien de nuevo fracasó en su labor. Luego, en el séptimo, con hombre en segunda y un out, Subero decidió regalarle la primera a Frank Díaz, para enfrentar a Tom Evans con la ilusión de que el “gringo” bateara para doble play, pero lejos de eso, Evans le pescó un pitcheo a Eddie Ramos y la desapareció por el jardín izquierdo, para agregar las últimas tres rayitas en la cuenta margariteña.
No sólo le funcionó el abridor a los insulares, también el bullpen dejó las cosas en su lugar con un solo asterisco, que fue Alberto Bastardo quien vino descontrolado y llenó las bases con tres boletos, pero Luis Ramírez evitó males peores, y Martínez y Alfonseca terminaron de darle matarile al encuentro.
Tomada de Meridiano
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