Cuando las revoluciones desatienden sus obligaciones y le dan la espalda a la gente, es obvio que caiga la popularidad del líder, que hasta ese día se creía imbatible. Es entonces cuando, en tiempos electorales, los gobiernos, desesperados, recurren a un plan B.
Multiplican los operativos de limpieza de aceras, para lo cual contratan a desempleados, los visten con uniformes y gorras rojas, y procuran dar una imagen de que la revolución se acuerda del pueblo, sin reparar que es el pueblo el que no olvida y que por eso castiga.Foto: Saúl Uzcátegui
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