lunes, 7 de marzo de 2011

Aumenta descontento con gestión de Raúl Castro


POR JUAN CARLOS CHAVEZ/JCCHAVEZ@ELNUEVOHERALD.COM

A más de tres años de que el general Raúl Castro ascendiera oficialmente al poder en Cuba, las expectativas de cambio y la búsqueda de una estructura gubernamental más funcional y abierta continúan siendo tareas pendientes, prolongando la frustración y el descontento popular.
Castro asumió las riendas del gobierno de manera definitiva el 24 de febrero del 2008, cuando su hermano Fidel renunció al mando por convalecer aún de la enfermedad intestinal que lo alejó aparentemente de manera definitiva de la vida pública en julio de 2006.
En los 10 primeros meses de su gobierno, el menor de los Castro cultivó esperanzas dentro y fuera de la isla. Eliminó algunas prohibiciones excesivas, propuso la creación de un órgano contralor de los recursos y deberes, y aflojó las tuercas de barreras que hacían a un lado a los ciudadanos de a pie, como permitir el acceso a hoteles e iniciar el arrendamiento masivo de tierras estatales.
Sin embargo, el optimismo incontrolado que acompañó al mecanismo de sucesión establecido hace tres años contrasta con la decepción y el temor generalizado por un futuro incierto.
Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos (ICCAS) de la Universidad de Miami, dijo que el estilo de mando "raulista'' no ha llevado a ninguna parte.
"Los ajustes al modelo económico no han aportado nada y lo que la gente esperaba que mejoraría, no ha ocurrido'', manifestó. "El régimen no siente ninguna presión y ha continuado haciendo lo que quiere dentro de la isla''.
En un intento por reducir el tamaño de la burocracia y mejorar la productividad de los recursos estatales, Castro anunció una reorganización laboral y el despido de por lo menos 500,000 trabajadores a escala nacional, el 10 por ciento de la fuerza de trabajo. Otro millón más de empleados estatales pudiera quedar en la calle durante los próximos tres años.
En el marco del proceso de ajustes económicos el gobernante cubano también amplió la esfera del trabajo por cuenta propia a 178 categorías y ordenó el recorte de subsidios en la libreta de racionamiento. La actualización del modelo socialista abarcó la apertura al capital extranjero, así como la creación de cooperativas urbanas de producción y servicios.
La dimensión de las iniciativas, sin embargo, tiende a disolverse rápidamente con la realidad y la ausencia de instrumentos y normas legales que garanticen una dirección correcta de los objetivos. En ese sentido la crisis de la vivienda y la escasez de productos de la canasta básica, entre otros, son ejemplos irrefutables de que la economía cubana sigue en picada, explicó el periodista y economista independiente Héctor Palacios.
"Realmente lo que se palpa es que los tres años de gobierno de Raúl han sido un fiasco para la economía, y en el campo de la política sigue siendo peor'', indicó Palacios en una conversación telefónica desde La Habana. "Prometió toda una serie de reformas que no ha cumplido y, lo que ha tratado de cumplir, lo ha hecho de forma ineficiente''.
En tres años de gobierno, Castro mostró cierta apertura a las prácticas religiosas y permitió un mayor acercamiento con la Iglesia Católica de Cuba en la mejora de las condiciones de los presos políticos. Ordenó la excarcelación de los restantes del Grupo de los 75 tras una histórica negociación en julio entre las autoridades de la isla y la jerarquía eclesiástica, representada por el cardenal Jaime Ortega Alamino, arzobispo de La Habana.
La mediación ha hecho posible la salida a Madrid de decenas de presos de conciencia y sus familiares. Cinco se niegan al destierro y demandan ser liberados sin una licencia extrapenal. Pero a la vez endureció los actos de hostigamiento y las persecuciones, la vigilancia extrema y los arrestos temporales contra el movimiento opositor.
Dagoberto Valdés, activista laico y director de la revista digital independiente Convivencia, en Cuba, calificó el mandato raulista como "una inversión vacía de tiempo''. En el campo religioso, agregó que a pesar de abrirse las compuertas a elementos novedosos, como la inauguración en noviembre de las nuevas edificaciones del Seminario San Carlos y San Ambrosio, en las afueras de La Habana, todavía queda mucho camino por transitar.
"La libertad religiosa es también de conciencia, y esa libertad está lejos por alcanzarse en Cuba en su sentido más pleno'', dijo.
En el terreno de la política doméstica, con un modelo de represión que ejerce de forma constante y masiva, Cuba no ha cesado en su afán de silenciar a la disidencia interna.
Las críticas sobre los actos de hostigamiento contra activistas y grupos de la sociedad civil opositora, como las Damas de Blanco, madres y esposas de presos políticos, se han hecho extensivas al tratamiento que ha dado Cuba a otros hechos que involucran el respeto de los derechos humanos.
Uno de ellos es el caso del ciudadano estadounidense Alan P. Gross, subcontratista de la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID). Gross fue arrestado el 3 de diciembre del 2009 cuando entregaba equipos de comunicación a organizaciones independientes en la isla, como parte de un programa para fomentar el desarrollo de la sociedad civil. Su juicio, que concluyó pendiente de sentencia este sábado, podría acarrearle una condena de 20 años.
El opositor Guillermo Fariñas declaró que, en tres años de poder, Castro ha tratado de organizar a Cuba como una empresa militar.
"Lo que olvida Raúl es que la sociedad cubana tiene toda una serie de contradicciones que no la tiene dentro de las Fuerzas Armadas'', dijo Fariñas desde la ciudad central de Santa Clara. "Las perspectivas de convertir a Cuba en un gran cuartel están frustradas de antemano y su gobierno va a continuar siendo un fiasco''.
La política de mano dura se hizo palpable en el 2010 cuando Cuba ordenó 2,074 detenciones de corta duración por motivos políticos, según un informe elaborado por la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN).
El número de arrestos no sólo ha lanzado la alarma entre los opositores sino que ha confirmado, una vez más, que el estilo de gobierno de Castro impone sus propias reglas cuando se trata de libertades individuales, declaró Elizardo Sánchez, presidente del CCDHRN. En febrero su organización contabilizó 390 arrestos temporales.
"En tres años la situación ha empeorado visiblemente'', dijo Sánchez. "Y a pesar de las excarcelaciones de presos políticos, la represión social y política ha aumentado''.
Cort. El Nuevo Herald

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