En Caracas, las plazas se han vuelto lugares solitarios, desolados, casi en vías de extinción. Tomadas por borrachitos, malvivientes, y además sin control policial. Estos espacios que alguna vez cobijaron los primeros besos de los novios o que sirven de descanso al trabajador que está a punto de regresar a la faena, son ahora objeto de la persecución implacable. El ministro de la reconstrucción de Caracas, Farruco Sesto, urgido de sitios para edificar las 250 mil viviendas prometidas en un Aló Presidente, se ha empeñado en hacerlos desaparecer y fundar sobre la verde grama las comunidades socialistas del futuro.
Foto: Renier Otto/TalCaualDigital
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