lunes, 14 de abril de 2014

Más hambre y represión

El chavismo contra la pared pierde el control democrático del país. Hay una inflación desbordada que en el 2013 llegó a 56,2% y una escasez generalizada de alimentos. Se reprime al violar las libertades económicas, institucionales y los derechos ciudadanos

ISAAC MENCÍA/TalCualDigital
La gran promesa de la revolución bolivariana de redimir a los pobres y empoderarlos con la construcción de una "democracia participativa y protagónica", terminó como era previsible que terminara: hundiendo al país en la ruina, sembrando más pobreza, y reprimiendo las libertades políticas, económicas y civiles de los venezolanos.

Era previsible que terminara así porque este fue el trágico final de todos los regímenes inspirados en ideas y prácticas totalitarias de concentrar en pocas manos el control del Estado, la economía y la vida de los ciudadanos, siendo Cuba el mejor ejemplo de

Pensar que el petróleo permitiría instaurar y hacer viable este tipo de régimen sin las consecuencias antes señaladas, no pasó de ser una ficción empleada para manipular y embaucar a quienes apostaron por una esperanza de cambio convertida hoy en desilusión y frustración.

Después de 15 años en el poder, de haber dispuesto de la mayor bonanza petrolera en toda la historia de la República, de haber contado hasta el 8 de diciembre del 2013 con un significativo apoyo político-electoral brindado por los sectores populares, de haber subordinado todos los poderes públicos y colocado las FANB al servicio de un proyecto personalista, de haber exacerbado la intervención del Estado-gobierno en la economía y en todos los ámbitos de la sociedad (medios de comunicación, sistema educativo, cultura, sindicatos, organizaciones sociales, entre otros); el resultado que nos ha dejado el régimen dizque bolivariano es el de un país sumergido en una profunda crisis económica, política-institucional, social, y de principios y valores éticos en el ejercicio del poder.

INFLACIÓN Y ESCASEZ
Y esta crisis tiene cada vez más el rostro del Hambre con Represión. La inflación desbordada que en el 2013 llegó a 56,2%, la más alta del mundo, combinada con una escasez generalizada de alimentos y bienes en general, está destruyendo el poder adquisitivo de los menguados ingresos que por concepto de salarios y pensiones perciben las personas y familias venezolanas, imposibilitando satisfacer las necesidades básicas de toda familia.

Pero además de ello está sometiendo a la población, particularmente a quienes tienen menores ingresos, a humillantes y agotadoras colas de 4, 5, y hasta más horas, para poder comprar alimentos básicos racionados como leche, harina precocida, arroz, aceite vegetal, pollo y carne, café, originando escenas vergonzosas en muchos mercados de personas peleándose por adquirir algunos de estos alimentos, reproduciéndose en la Venezuela rica en petróleo imágenes de pueblos muy pobres del África, que nunca pensamos que podríamos vivir en nuestro país.

La perversa mezcla de inflación con escasez, deterioro del ingreso real, y contracción de la economía con pérdidas de empleos y de oportunidades de creación de éstos, conduce inevitablemente a mayores tasas de pobreza condenando al hambre a millones de venezolanos, de no producirse urgentemente un cambio en el rumbo de la nación. Pero no sólo es hambre sino también represión.

Ningún régimen de naturaleza totalitaria puede imponerse a toda la sociedad sin apelar a la represión en todas sus variantes: económica, con leyes que violan las libertades económicas; institucional, suprimiendo garantías y derechos ciudadanos; comunicacional, secuestrando y aplicando censura a los medios; y física, reprimiendo a quien proteste, violando los derechos humanos.

Más temprano que tarde la represión muestra sus horrendos colmillos, siendo el momento más duro cuando estos regímenes entran en crisis, tal como está ocurriendo actualmente en el país.

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