El gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles, uno de los principales líderes de la oposición venezolana, reclamó hoy respuestas sobre las razones para que aún no se haya resuelto la crisis de la cárcel El Rodeo II, rodeada por la Guardia Nacional desde hace tres semanas.
"¿Por qué no se ha resuelto todavía? El Gobierno entró a plomo limpio a tratar de controlar una mafia", dijo Capriles, quien además sugirió la necesidad de buscar un mediador que no tenga una "posición política".
La GN lanzó el pasado día 17 una operación con unos 5.000 efectivos para realizar una requisa y recuperar el control del complejo carcelario conformado por los penales El Rodeo I y II, después de que 22 personas murieran, una semana antes, en una reyerta en el primero de los centros.
En la primera jornada del operativo se recuperó El Rodeo I y se puso sitio a la segunda prisión, donde aún permanecen atrincherados y rodeados un millar de presos armados.
Según la versión oficial, hasta el momento solo dos militares y un preso han muerto en la operación.
Además otros cinco presos han fallecido -cuatro de ellos por ajustes internos y uno por falta de atención a su diabetes, según las autoridades- y sus cadáveres han sido sacados de la penitenciaría posteriormente.
La prensa eleva esta última cifra a siete. Hasta el momento no hay datos oficiales de heridos entre los reclusos.
"El sistema carcelario es ejemplo de que muchas cosas en el país no han cambiado", apuntó Capriles, quien solicitó la descentralización del penal, ubicado justamente en el estado Miranda, para demostrar que su administración es capaz de rehabilitarlo.
El Gobierno central ha reconocido que la prisión está controlada por dos "pranes", como se llama en la jerga carcelaria a los cabecillas y atribuyen a estos "líderes negativos" la posesión de armas y un apoyo de una cincuentena de presos que mantienen como rehenes al resto de los reclusos.
Durante casi tres semanas los presos se han negado a deponer las armas pues temen que la Guardia Nacional los mate y los mensajes del Gobierno pidiendo la entrega y asegurando que sus derechos humanos serán respetados no han logrado la rendición.
Los familiares de los internos se han mantenido en las cercanías de la cárcel, vigilantes a los acontecimientos, y también se han trasladado a las puertas de las instituciones oficiales para denunciar que los presos se están muriendo de hambre y sed.
Incluso el lunes, en la jornada en que Chávez regresó a Venezuela desde Cuba, un grupo de madres de presos se acercó hasta las inmediaciones del Palacio Presidencial con pancartas para pedirle su intermediación.
VA/Globovisión/EFE
"¿Por qué no se ha resuelto todavía? El Gobierno entró a plomo limpio a tratar de controlar una mafia", dijo Capriles, quien además sugirió la necesidad de buscar un mediador que no tenga una "posición política".
La GN lanzó el pasado día 17 una operación con unos 5.000 efectivos para realizar una requisa y recuperar el control del complejo carcelario conformado por los penales El Rodeo I y II, después de que 22 personas murieran, una semana antes, en una reyerta en el primero de los centros.
En la primera jornada del operativo se recuperó El Rodeo I y se puso sitio a la segunda prisión, donde aún permanecen atrincherados y rodeados un millar de presos armados.
Según la versión oficial, hasta el momento solo dos militares y un preso han muerto en la operación.
Además otros cinco presos han fallecido -cuatro de ellos por ajustes internos y uno por falta de atención a su diabetes, según las autoridades- y sus cadáveres han sido sacados de la penitenciaría posteriormente.
La prensa eleva esta última cifra a siete. Hasta el momento no hay datos oficiales de heridos entre los reclusos.
"El sistema carcelario es ejemplo de que muchas cosas en el país no han cambiado", apuntó Capriles, quien solicitó la descentralización del penal, ubicado justamente en el estado Miranda, para demostrar que su administración es capaz de rehabilitarlo.
El Gobierno central ha reconocido que la prisión está controlada por dos "pranes", como se llama en la jerga carcelaria a los cabecillas y atribuyen a estos "líderes negativos" la posesión de armas y un apoyo de una cincuentena de presos que mantienen como rehenes al resto de los reclusos.
Durante casi tres semanas los presos se han negado a deponer las armas pues temen que la Guardia Nacional los mate y los mensajes del Gobierno pidiendo la entrega y asegurando que sus derechos humanos serán respetados no han logrado la rendición.
Los familiares de los internos se han mantenido en las cercanías de la cárcel, vigilantes a los acontecimientos, y también se han trasladado a las puertas de las instituciones oficiales para denunciar que los presos se están muriendo de hambre y sed.
Incluso el lunes, en la jornada en que Chávez regresó a Venezuela desde Cuba, un grupo de madres de presos se acercó hasta las inmediaciones del Palacio Presidencial con pancartas para pedirle su intermediación.
VA/Globovisión/EFE
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