Foto: Dumont |
JOSÉ TORO HARDY | EL UNIVERSAL
Con la Iglesia te has topado Sancho" parece decirle Maduro a los más radicales de sus partidarios ante el saldo de la "Guerra" que le declaró a las leyes de la economía. Estas últimas son más fuertes que las huestes ideologizadas que envió a enfrentarse a ellas.
En su afán por lograr resultados el 8D asediaron y vencieron los reductos donde estaban las torres de la confianza, la inversión y la seguridad jurídica. Todas quedaron hechas añicos mientras el caballero Samán, lanza en ristre, se vanagloriaba de las víctimas que dejaba a su paso.
Pero ahora ya pasó el momento de la batalla y las partes se centran en relamerse sus heridas y evaluar los resultados.
En primer lugar, la economía fue la mayor víctima. Aunque el Presidente gritó a los cuatro vientos que la tasa de inflación debería caer en un -5%, la realidad luce bien diferente y el BCV se niega a hablar. Difícilmente la inflación de este año será inferior al 50%.
El 31 de enero cuando suenen las doce campanadas se romperá el hechizo. El carruaje de la revolución se transformará en una calabaza y Maduro lucirá como la cenicienta. Tendrá que enfrentar la realidad de un gobierno fracasado y un país arruinado.
Muchos empresarios no volverán a abrir sus puertas, entre otras cosas porque no hay dólares para reponer los inventarios. El desempleo crecerá como una burbuja. No habrá dólares para importar. La escasez será monumental porque muchos de los productores venezolanos fueron expropiados y los entes estatales que se hicieron cargo de ellos sólo pudieron competir en incompetencia. Ni una sola de las empresas que fueron arrebatadas a sus legítimos propietarios ha logrado levantar cabeza.
En el campo ni se diga. Cerca de 4 millones de hectáreas expropiadas que, después de haber sido prósperas, han caído en las más vergonzosa improductividad.
Para cubrir las necesidades alimenticias de la población se requiere importar esos alimentos, en muchos casos del ALBA. Ruego a quienes me leen que la próxima vez que vayan a comprar un cartón de leche, le miren el fondo. Allí podrán ver una serie de cuadritos de color numerados. El cuadrito y el número que falta indica el número de veces que esa leche ha sido reprocesada, porque ya se había vencido.
Pero más allá de eso, se nos impone un aumento del precio de la gasolina que se dice podría alcanzar a un 2.600%. Por razones técnicas no me puedo oponer a ello. De hecho, creo que el debate debería girar entorno al uso que se le dará a esos fondos.
Pero desde un punto de vista moral, no debemos aceptar los venezolanos que el costo de las ineficiencias y dogmatismos gubernamentales se nos cargue sólo a nosotros. Antes de hacerlo, creo que con patriotismo debemos exigir que se revisen o interrumpan los donativos petroleros a Cuba y a los países de Petrocaribe y Petroamérica. La mitad de la factura por esos envíos de petróleo se financia a 25 años de plazo, con dos años de gracia y 2% de interés. El valor presente neto de esa parte de la factura es CERO. En otras palabras, estamos regalándole la mitad del petróleo que les enviamos.
La otra mitad de la factura nos la pagan mediante trueque. Esa es quizá la parte más perjudicial. Para pagarla los cubanos nos envían personal de inteligencia y los militares que dan órdenes en nuestros cuarteles (violando nuestra soberanía) y que son costeados por nosotros mismos; los nicaragüenses nos envían café, vaquillas, leche y carne, que tienen quebrados a nuestros productores de esos rubros. Otros nos envían caraotas negras y leche y tantos otros productos que deberíamos estar produciendo nosotros.
También se ha anunciado ya una devaluación. Excepto alimentos y medicinas, el costo de todos los demás productos e insumos para nuestras industrias podría más que triplicarse. El impacto en los precios será bárbaro. En el 2014 la inflación difícilmente bajará del 75 u 80%.
Como si fuera poco, bajo distintas máscaras ya se anuncian el aumento de la electricidad y otros servicios y tarifas.
El impacto de este "paquetazo" va a ser peor que el de Carlos Andrés Pérez. Quizás por eso Maduro intenta ahora conversar con la oposición. No sé si será porque quiere compartir el costo político o será que de verdad comprendió que su propia estabilidad podría estar en riesgo frente a lo que se avecina.
En fin, en el 2014 coincidirán la hiperinflación, la devaluación, la escasez, la falta de dólares, la desinversión, el desempleo, el estancamiento económico y la estanflación.
Felices pascuas.
pepetoroh@gmail.com @josetorohardy
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