SEBASTIÁN BOCCANEGRA/TalCualDigital
Se dice que en las guerras la primera víctima es la verdad. Algo de eso debe ser cierto, porque en esta “guerra económica” en que está metido el gobierno de Nicolás Maduro la credibilidad del Banco Central de Venezuela ha sufrido un golpe demoledor.
Para ser creíble hay que decir la verdad y no decir nada es una manera de mentir. Resulta que las normas señalan que el instituto emisor debe informar sobre los niveles de inflación durante los primeros diez días de cada mes.
Hoy ya es 24 de diciembre y desde la esquina de Carmelitas siguen sin enviar a los medios el boletín donde se informe sobre cómo se comportaron los precios durante el mes de noviembre.
No hay que olvidar que en días pasados el presidente Maduro afirmó que la inflación de noviembre sería de menos 5%, pero evidentemente no fue obedecido, los precios siguieron subiendo.
Para no contradecir los deseos del jefe, los integrantes del directorio del BCV, por lo menos la mayoría de ellos, prefirieron guardar silencio y perder credibilidad. Por cierto que no es el primer episodio donde el BCV queda mal.
Dicen los economistas que en el país no hay política monetaria, siendo ésta responsabilidad del instituto emisor. Todos recordamos cómo se calaron que el difunto “eterno” les quitara el millardito, que después se transformó en varios miles de millarditos y tampoco desde Carmelitas dijeran mayor cosa.
Eudomar Tovar parafrasea a su tocayo Eudomar Santos y dice que como vaya viniendo iremos callando. La omisión en la que están incurriendo no le sirve de nada al Gobierno, pues todos los venezolanos que hacen mercado saben cómo se comportaron los precios en noviembre y cómo lo siguen haciendo en diciembre.
Bien lejos de las aspiraciones del heredero. La percepción de la inmensa mayoría es que la inflación le sigue ganando la guerra al gobierno y a los bolsillos de todos los venezolanos.
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