José Abache/Tal Cual
Nadie duda de la eficiencia de los efectivos de la Guardia Nacional y de la Policía Metropolitana cuando la orden consiste en atrapar a dirigentes opositores "en fuga". Una eficacia, por cierto, a la que se suman con rapidez el Ministeriuo Público y los tribunales para aportar tranquilidad a los ciudadanos.
Pero cuando la violencia estalla en un lugar como el 23 de Enero, donde actúan con impunidad al menos doce "colectivos" revolucionarios y armados, el Gobierno que practica la "inclusión socoial" se autoexcluye y deja que los enfrentamientos ocurran a la vista de los mismos residentes, quienes de paso ponen los muertos.
Ete fin de emana, por ejemplo, se presentaron varios tiroteos en la zona central del 23 de Enero, presuntamente por enfrentamientos entre los colectivos que operan en la parroquia, y cuya condición de grupos armados no es asunto del Ministeio del Interior, ni del Darfa, ni el Cicpc. Ni siquiera de la Fiscalía ni de la Defensoría del Pueblo. De acuerdo con los residentes de los bloques 27 y 30, se habrían reportado cinco homicidios en un solo día.
Ayer sábado, por ejemplo, en el sector Sierra Maestra fue hallado el cadáver de un joven que no portaba documentos, y horas después los vecinos encontraron los cuerpos sin vida de los hermanos gemelos Randy e Ismael González, de 28 años, en el bloque 30.
Según fuentes policiales que prefirieron el anonimato, las muertes están ligadas a supuestas "guerras" entre los denominados "colectivos" del 23 de Enero, y cuyas causas pueden ser desde el dominio territorial por el tráfico de drogas en la zona, como el combate mismo contra estos grupos de narcotraficantes, algunos de cuyos cabecillas han aparecido muertos en la vía, y que los vecinos atribuyen a "ajusticiamientos".
Pero también sucede que entre los mismos colectivos y bandas se producen enfrentamientos con armas largas y cortas, y son los vecinos los que sacan la peor parte, porque son justamente los que ponen los muertos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario