Por: VenEconomía
Tal como había sido anunciado, en la Gaceta Oficial N°40.108 salió publicado el decreto Nº 9.381 de la Presidencia de la República que crea el Órgano Superior para la Optimización del Sistema Cambiario (OSOSC).
Este nuevo órgano, tendrá “autonomía” presupuestaria, administrativa y financiera y su dirección estratégica estará a cargo del Presidente del Banco Central de Venezuela, en coordinación con el Ministro de Planificación y Finanzas y el Presidente del Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat). Según señala el decreto, este nuevo órgano estará “destinado al bienestar de la población, a la orientación adecuada del crecimiento de la economía del país y a la creación del régimen y las políticas cambiarias, así como la tendencia hacia la baja inflacionaria”.
Y según adelantó el ministro Jorge Giordani, entre otras funciones más, el nuevo ente definirá las prioridades para la asignación de divisas y la calidad y cantidad de las importaciones; creará un sistema de información integrado y automatizado para el Ministerio de Finanzas, el Seniat y el BCV; orientará la solicitud de los certificados de no producción y los certificados de insuficiencia con base en el Programa de Desarrollo Social y Económico 2013-2019 y la disponibilidad de divisas, además de que supervisará a Cadivi.
La realidad es que este galimatías de objetivos es en esencia lo mismo que viene persiguiendo el gobierno años tras año desde que se instauró el control de cambio en 2003. Y para nadie es un secreto que ninguna de estas metas se han alcanzado a plenitud. Más bien el bienestar de la población ha desmejorado con la pérdida del poder adquisitivo, una inflación galopante y una escasez que hoy le estalla en la cara al régimen. Y ni hablar de un ficticio “crecimiento económico” (impulsado por el gasto público) y la realidad de una deprimida productividad nacional.
Ahora, los mismos hacedores de esta errada política cambiaria, crean el OSOSC, un nuevo mamotreto burocrático que no traerá ni nuevas inversiones ni incentivo a la productividad ni mayor competencia ni bienestar alguno para la población. Menos aún aumentará el flujo de divisas disponible, incremento indispensable para que la economía comience a andar con buen pie.
Otro agravante es que no se ve por ningún lado en estos anuncios cuáles serán las válvulas de escape para el acceso a divisas de la pequeña y mediana empresa, la cual se surtió en los últimos dos años del hoy extinto SITME, organismo que se implementó con bombos y platillos como la panacea de la sequía de divisas luego de que el Gobierno cerrara las operaciones del mercado permuta, culpabilizando a éste de todos los males pero que terminó en un fracaso total sin cumplir con las ambiciosas expectativas planteadas.
Aunque no lo ha anunciado, se piensa que el gobierno más temprano que tarde tendrá que buscar una nueva receta para dar acceso a divisas diferentes a las de Cadivi, tal vez podría ser a través de la Bolsa Publica de Valores Bicentenaria que ha venido aceitando sus motores. Sin embargo, VenEconomía considera que mientras no se corrijan las distorsiones creadas por más de una década de una política de controles y de cercos a la producción y se retorne al libre mercado, lo que se invente será siempre peor.
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