SEBASTIÁN BOCCANEGRA/TalCualDigital
Rechazamos, condenamos y repudiamos el asesinato del diputado Robert Serra y de su asistente María Herrera, así como rechazamos, condenamos y repudiamos el asesinato de miles de venezolanos cada año.
Sin duda hay que esperar el desarrollo de las investigaciones, pero lo más probable es que el crimen del parlamentario y su compañera sean dos más de los muchos que ocurren todos los días en el país que son responsabilidad de una delincuencia desbordada que le pasa por encima a todos los planes de seguridad dispuestos por el Gobierno, tengan estos cuadrantes o no.
Creemos eso a pesar de las declaraciones del ministro de Relaciones Interiores, según las cuales el crimen fue planificado en cada detalle y se trata de "una macabra encomienda".
Nuestras sospechas se basan en las palabras posteriores del ministro haciendo un llamado a la oposición a no utilizar el crimen políticamente, lo que precisamente está haciendo Rodríguez Torres. Los dirigentes de la oposición que se han pronunciado condenaron el crimen y destacaron que el hampa no distingue color político a la hora de actuar.
Claro que lo ocurrido deja muy mal parado todo el plan de seguridad oficial, como lo ha dejado mal parado la cantidad de asesinatos que se producen todos los días y que no generan reacción oficial pues no se trata de importantes líderes del "proceso".
Pidió confianza en la investigación policial, algo difícil de tener en un país donde más del 90% de los asesinatos quedan impunes, según reconoce la propia Fiscal General de la República.
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