Nadie está hecho para las calamidades, pero cuando las tragedias se asoman en los cerros y caseríos de este país, los venezolanos salen a dar la cara y arriesgan incluso su propia vida con tal de salvar las de otros, sin preguntarle cómo se llaman, cuánto ganan o cuál es su ideología. Podría decirse que la palabra solidaridad es sinónimo de Venezuela. Que nos hemos acostumbrados a arrimar el hombro al que sufre. Que el odio no cabe en nuestro diccionario cuando una familia es golpeada por las desgracias.
Foto: Renier Otto
Cort. TalCualDigital
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