viernes, 21 de octubre de 2011

Las verdades de Miguel viernes 21oct11

Mi comentario de la semana

El mundo conoce de felones históricos; abundan los ejemplos: Lucifer contra Dios, Judas contra Jesús; Dalila (entregando a Sansón a los filisteos) y Efialtes (el pastor griego que traicionó a los suyos a favor de los persas); Don Julián (el traidor que vendió España al islam); Augusto Pinochet vendiendo a Allende a los gringos, o para algunos Fidel abandonando al Che a su suerte en Bolivia. También en la política venezolana está presente la traición como constante, remontándonos a Francisco Fajardo vendiendo los suyos a la soldadesca conquistadora; el triste episodio de Bolívar entregando a Miranda a sus verdugos, y el propio Bolívar recibiendo de su medicina; Gómez traicionando a Cipriano Castro; Pérez Jiménez a Medina; Larrazábal a Pérez Jiménez; CAP a Betancourt; Chávez a CAP. De allí en adelante la ambición por el poder no deja de transformar a discípulos en bellacos, una constante a través de toda nuestra historia republicana. Ahora nos atañe el período de la Quinta República. Nunca como ahora los intrigantes han tenido tanta influencia en el manejo del poder. Desde ya, Chávez posee una aureola a medio camino entre lo revolucionario y lo trágico; su partido no hace la revolución y busca a como dé lugar aferrarse al poder. Es entonces cuando el culto a la personalidad (emblema de la conspiración) se convierte en un bumerán. Está en juego el poder y el premio mayor es apoderarse de él. Envidia y temor a la vez por la trascendencia de los cambios. La conspiración se transforma en felonía. Escribía un periodista español (Pedro Pablo May) que el traidor es un producto de su época. Se pregunta May: “¿Por qué consideramos a Bolívar un gran patriota y un libertador de Iberoamérica, en lugar de como un militar español secesionista y traidor a la corona, y sin embargo vemos a Bruto como un malvado y cobarde traidor a César, en lugar de un luchador contra la dictadura y un legítimo rebelde contra un tirano de facto? En el Gobierno revolucionario la frontera entre la traición y la honestidad es demasiado frágil. Se fundamenta a veces en el propio engaño que puede resultar una revolución, sobre todo si se toma como paradigma un modelo fracasado, sea cual sea la razón de su decadencia. Si la revolución bolivariana encubre un colosal desengaño es por la ausencia de voluntades auténticas. En Miraflores la ambición y la prepotencia ciegan a un entorno donde la desconfianza es el pan nuestro de cada día. Se trata de una clase política que bien pronto se asimiló a los gustos burgueses. El drama de Chávez consiste en aceptar sobre sus hombros todo el peso de la revolución. La historia le ha jugado una mala pasada porque ahora no encuentra cómo traspasarle esa responsabilidad al pueblo. Ahora le llega el momento del retiro y se encuentra con un terrible cuadro de pugnacidades donde la traición está a la orden del día. Algunos de sus más allegados han probado el poder y no quieren seguir haciendo el papel de delfines y desean ejecutar estilos propios. La revolución tiene logros innegables, pero no ha sido capaz de erradicar los defectos del viejo sistema, como el abuso del poder, la corrupción y la traición. Chávez está atrapado en su propio laberinto. Chávez ha crecido en el pueblo porque ha comprendido que la vitalidad de las multitudes esconde también una inclinación timorata. Su entronización en el alma popular ha multiplicado las envidias y los rencores. Su papel de padre y benefactor le ha granjeado muchos enemigos en el propio campo revolucionario. Si no lo sabe intuye que hay una conspiración organizada. Esa que se inclina por la pax romana (la paz de los cementerios). Es difícil aceptar que el mundo político nuestro no es un prototipo de moralidades sino un arquetipo de ambiciosos y ladrones. Por eso es mayor la decepción del pueblo cuando advierte que también esos personajes crecen como la mala hierba en el campo revolucionario. Entonces digamos que nuestro infortunio radica en que, como República, vamos de una traición a otra.



ÚLTIMA HORA. Otra vez el fantasma de los cambios: Rocío Maneiro (un batacazo) fuerte candidata a la Cancillería, mientras Arias Cárdenas sigue prevenido al bate. Nicolás Maduro a la vicepresidencia, aunque por allí puede colarse otra dama.


TRIBUS. Los ángeles de José Luis Pérez. ¿Qué estará pasando en la Superintendencia de Seguros con una tribu de abogadas que todo lo controla en la actividad aseguradora? Por cierto, se acerca diciembre y las “letradas” se mueven como pez en el agua y se incrementan las inspecciones, sanciones y el cuánto hay pa eso si quieres salir bien. Todo lo hacen en nombre del superintendente y cuando la cosa se pone dura entonces dicen que las órdenes son del propio ministro Giordani (por supuesto, ajeno a todas esas vagabunderías). La tribu esconde expedientes y elabora informes, empleando tácticas dilatorias que le permitan obtener sumas “interesantes”, por si acaso.


HOGUERA. Cuando se pensaba que Venezuela (por ser un país abierto a todos los credos) estaba muy ajena a los conflictos religiosos, en el pleno corazón de la burguesía caraqueña ha ocurrido un hecho curioso. Nunca imaginó el presidente del Club Valle Arriba que una misa enmarcada en los actos del aniversario de ese centro de esparcimiento y oficiada por un cura católico sería el motivo de una controversia por diferencias religiosas entre un sector conformado por los hebreos socios del club y la mayoría de los otros afiliados. La presión parte de un fundador (familiar del gobernador de Miranda) de origen semita quien, representando a su comunidad, ha exigido una acción de perdón público por lo que ella considera una afrenta.


ESCAMOTEO.
En estricto secreto se mantiene la investigación sobre un presunto desfalco detectado en una institución financiera del Estado (¿Banco de Venezuela?). Aparentemente se compromete a funcionarios de la tesorería. Consiste en que grupos privados intermedian en operaciones cambiarias entre el Estado y el mercado negro. Uno de los clanes enredados en el asunto no revirtió el dinero a las arcas de la tesorería.


AZULEJOS. Se va José Albornoz, pero su discípulo se queda al frente de PPT. Amor con amor se paga y Albornoz le gratifica a Simón Calzadilla los servicios recibidos desde el Servicio Nacional Autónomo de Atención Integral a la Infancia y a la Familia (Senifa), la caja chica de los azules antes que se deslindaran del Gobierno.


ANTESALA. El juicio en contra de un banquero imputado por violencia de género, posiblemente abra otras aristas muy distintas a un problema de carácter doméstico que trascendió por su connotación.


MURO. Se desconocen los motivos del por qué en el Banco Bicentenario tienen represados los recursos de la Ley de Asignaciones Especiales y el Fides para la ejecución de obras en Trujillo.


PORRAZOS. Remenber Alfaro. Finalmente los hechos demostraron que Rafael Uzcátegui era un avis rara en esa estructura clientelar en que terminó el partido de Maneiro. Al “negro” prácticamente le dieron una patada por el fundillo por oponerse a cerrar filas con la antítesis de la izquierda criolla.


CAPITALES. Una ejecutiva despedida del Banco Plaza, al ver que se vio frustrada su aspiración a una millonaria prestación social en billetes verdes, decidió contar ante un organismo policial no identificado (posiblemente el FBI) lo relativo a presuntas transacciones de esa entidad financiera, Ocean Bank y Central Madeirense (desde hace bastante tiempo estas firmas están en los radares de los gringos expertos en legitimación de capitales). Alega que su destitución se debió a su negativa de hacer una de esas transacciones entre Pdvsa y una cuenta no registrada (una especie de fideicomiso), presuntamente para pagar las comisiones que se hicieran por importaciones de alimentos para Pdval. Expresa que la botaron por presiones desde el más alto nivel de la petrolera. Entretanto, las pesquisas extranjeras enfilan sus investigaciones hacia Central Madeirense, la empresa que mayores beneficios ha obtenido actuando como intermediaria entre Pdvsa y los importadores de alimentos. Razones de la investigación: legitimación de capitales.


PETROLEROS. El pasado viernes 16 de septiembre hubo un movimiento muy discreto en el restaurante La Brassiere de la Carrera 13 (85-35) de Bogotá. En la semioscuridad del comedero francés se encontraba Alberto Federico Ravell conversando con dos ejecutivos de Pacific Rubiales (la mayor empresa petrolera de Colombia). Los directivos eran Ronald Pantin y Humberto Calderón Berti. ¿De qué hablaron? Del financiamiento del canal televisivo adquirido por AFR recientemente.


PRIVILEGIADO. Morel Rodríguez, el decano de los gobernadores regionales, estudia seriamente declinar su candidatura a favor de su hijo del mismo nombre, siempre y cuando éste sea el candidato de consenso, como sería él si se decidiera por la reelección. En todo caso, el camino para su homónimo puede resultar cuesta arriba porque el desistimiento del gobernador haría posible la entrada en escena de Orlando Ávila (considerado en la isla de Margarita como el sucesor natural). Ávila es un ex alcalde que aspiró exitosamente a competir por la diputación de un sector de la isla que le resultaba adverso. Por ahora, deshoja la margarita.


FINANCIERO. Uno de los miembros más conspicuos del comando de campaña de Eduardo Fernández es funcionario del BCV, muy afecto a Nelson Merentes. Se trata del economista Rafael Quiroz, de conocida filiación adeca. Quiroz es el responsable de las finanzas en la aspiración del socialcristiano.


MARAVILLA. Ahora las filiaciones burocráticas hacen milagros como el ocurrido en San Diego de los Altos. Resulta que en esta arrinconada localidad están pensando en solicitarle al párroco que tramite ante la Santa Sede la canonización en vida de un hermano de Rafael Ramírez (nuevo vecino). Tan pronto este miembro de la estirpe se mudó a San Diego, asfaltaron las calles y pintaron sus brocales de amarillo, además de iluminarlos con los ojos de gato. Yo no voy tan lejos como pedir su santificación, sino más bien proponerle a Chávez que los familiares de su funcionariado se multipliquen y se expandan por todo el país, preferiblemente a orillas de nuestra depauperada red vial, porque así otro gallo cantaría.

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