Hace trece años, en diciembre de 1998, una mayoría de venezolanos cayó por inocentes en las elecciones, votando por quien creían un cambio definitivo hacia el sueño de siempre
Hace trece años, en diciembre de 1998, una mayoría de venezolanos cayó por inocentes en las elecciones, votando por quien creían un cambio definitivo hacia el sueño de siempre
Trece años, en realidad, que los venezolanos llevamos escuchando los mismos cuentos, las mismas proclamas, las mismas promesas. Trece años de culpar al capitalismo de todos los problemas y fallas, y de prometer que el socialismo traerá todos los bienes.
Hace trece años, en diciembre de 1998, una mayoría de venezolanos cayó por inocentes en las elecciones, votando por quien creían un cambio definitivo hacia el sueño de siempre.
Pero antes que ellos, decenas de dirigentes politicos, directivos de medios de comunicación, articulistas, empresarios y personalidades de gran figuración a las cuales por su notoriedad se dio en llamarlos “notables”, ya habian caído por inocentes engañados no por Hugo Chávez sino por sus propios errores de percepción, por una mirada siempre hacia arriba que les impidió fijarse en la realidad que estaba abajo.
Como Navidad es tiempo de renovar sueños y de desatar esperanzas y buenos deseos, los nuestros hoy son porque los venezolanos no volvamos a caer por inocentes con promesas viejas reempaquetadas como nuevas, que decidamos ser realistas, que tengamos la sinceridad valiente de entender las dificultades del año que se nos viene encima y la voluntad firme de estar dispuestos a enfrentarlas.
Y que los candidatos presidenciales y partidos de la oposición no caigan en la inocentada de creer que ya ganaron.
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Cort. Analítica
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