Cada día que pasa se incrementa la sumisión de los "poderes" públicos a los pareceres del Ejecutivo. La fiscal Luisa Ortega Díaz afirmó ayer, con el caradurismo que la está haciendo famosa, que el dirigente Alejandro Silva no había sido detenido la madrugada del pasado sábado, sino que había sido invitado a declarar en el Sebin
Cada día que pasa se incrementa la sumisión de los "poderes" públicos a los pareceres del Ejecutivo.
Un nuevo episodio acaba de corroborar esta afirmación. La fiscal Luisa Ortega Díaz afirmó ayer, con el caradurismo que la está haciendo famosa, que el dirigente Alejandro Silva no había sido detenido la madrugada del pasado sábado, sino que había sido invitado a declarar en el Sebin. La complicidad de la fiscal con el Ejecutivo puede llegar a niveles que pocos imaginaban.
Que unos sujetos armados, sin presentar una orden judicial, irrumpan de madrugada en un hotel y obliguen a un ciudadano a acompañarlos a la sede de la policía política de un gobierno cada vez más autoritario, le parece de lo más normal a doña Luisa. En sus palabras aseguró que el propio Silva le confirmó a un fiscal del Ministerio Público que se hallaba en la sede policial en calidad de testigo.
Seguramente el dirigente de Primero Justicia tiene una versión muy distinta a la de la fiscal, cuya posición no puede ser más cínica.
Las palabras de Ortega Díaz se produjeron durante un acto en conmemoración de los 44 años de la institución. Triste manera de celebrarlos.
A la susodicha no se le ocurrió investigar a los policías que, violando todas las normas establecidas, se llevaron preso a Silva. Su decisión fue justificar los hechos y darles un barniz de legalidad.
¿Puede tener una posición más servil la máxima representante del Ministerio Público? Seguramente veremos actuaciones todavía peores.
Cort. TalCualDigital
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