Alumnos de Comunicación Social de la UCV denuncian una "conspiración" del director Miguel Angel Latouche contra Manuel Artahona, un profesor de 70 años y más de 15 años de experiencia docente en el área de Radio de esa casa de estudios
Estudiantes Contra el Sistema
Entre los estudiantes de la ECS-UCV reina la inconformidad respecto a la pésima gestión del director Miguel Ángel Latouche, y al mismo tiempo, un ambiente de silencio y de hipocresía que nadie se atreve a romper.
Pero, dar con los documentos que hoy queremos que ustedes lean y difundan, es la gota que derrama el vaso. Esta carta va dirigida a nuestros compañeros que se sienten decepcionados y apáticos a cambiar su entorno, a los profesores que tienen miedo y guardan las apariencias, y al personal obrero y administrativo que se pueda sentir excluido pero que es parte de la Escuela.
A través de un acto vil, el profesor de la cátedra de Radio, Manuel Artahona, sale de la Escuela al ser reprobado en la presentación de su Trabajo de Ascenso. Latouche, de forma arbitraria, sin tener potestad le impuso un jurado (Mariela Torrealba y Morella Alvarado) que carece de experticia en la materia radiofónica y se lo echaron al pico.
Manuel Artahona es un profesor de 70 años de edad, con más de 15 años de experiencia docente en el área de Radio y que en vez de perfilarse hacia su retiro por jubilación, fue pateado por la institución. El trabajo de toda una vida se esfuma en un segundo por la maldad del director y el jurado. Es triste darse cuenta que lo anterior ocurre en nuestra Escuela.
¿Cuán injusto es empezar de cero a los 70 y perder toda una carrera docente? ¿Hoy en día, quién emplea a una persona de esa edad? Si la jubilación brinda beneficios como el seguro médico, ¿cuál empresa de seguros asegura a alguien a los 70? Es así como podemos resumir lo que ocurrió y ocurre con Artahona.
No obstante, el chasco de Manual Artahona nos permitió abrir los ojos y conocer que dentro de la Escuela, gracias a Miguel Ángel Latouche y sus cómplices, humillar y reventar a estudiantes, profesores y trabajadores se ha vuelto una práctica común. Los profesores Carlos López (Publicidad), Carmen Riera (Comunicación Visual), Valentina Mujica Harms (Literatura), Carlos Villalba (Audiovisual) pasaron por la misma guillotina y ya no están en la Escuela.
La hasta hace poco estudiante y ya profesora, Jessica Márquez, corrió con la misma suerte. El técnico del área audiovisual, Charles Méndez, fue perseguido y logró salvar su pellejo. Sin embargo, el caso más aberrante fue el atropello contra la profesora Mayra Hernández (Cine) que en medio de un embarazo de alto riesgo fue echada de la Escuela de manera delincuencial sin permitírsele su derecho a la defensa. Esos son los casos que apenas estamos conociendo: ¿Cuánto abuso no habrá hacia el estudiantado?
Cuando lo injusto se hace cotidiano se ejecutan las más altas canalladas. La complicidad de todos los estratos de nuestra Escuela de Comunicación Social es abismal. Cuando nuestros propios compañeros del Centro de Estudiantes, con Enver Conde al mando, apuestan por el beneficio propio, vendiendo la conciencia o callando por temor y se olvidan de sus responsabilidades de cara al resto de la comunidad, todo huele mal.
Hemos estado ciegos y ciegas frente a una autoridad no sola caduca y arbitraria, sino déspota e inhumana junto a una dirigencia estudiantil sumisa y oportunista. En nuestras narices se ha llevado y lleva adelante una sádica cacería de brujas y no lo sabíamos. Hay que despertar. Como dice la canción “Multi Viral” de Calle 13: “Somos la levadura que levanta la masa”.
Cort. TalCualDigital
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