Cuando el Banco Central de Venezuela (BCV) empezó el año demorando la información de las cifras clave de la economía, practica perniciosa que había puesto en práctica a fines de 2013, se hizo evidente que el gobierno estaba tratando de demorar y esconder su negativo desempeño.
La vía de la mentira y la manipulación de los resultados de las políticas públicas ha sido la escogida por los dos gobiernos de la revolución de manera asidua y persistente.
Es la vía que tomó, por ejemplo, para esconder la debacle de PDVSA y la caída de su producción. El gobierno insiste que la producción petrolera venezolana es de 3 millones de barriles diarios, cuando la cifra real es de 2,5 millones de barriles diarios como indican la OPEP y otras agencias internacionales independientes.
También es el camino que viene tomando el BCV desde hace 10 años cuando dejó de detallar el comportamiento del sector agrícola, para englobarlo en el renglón “Resto”, conjuntamente con el de restaurantes y hoteles, a fin de ocultar el estado deprimente de un sector que había sido fuente estable de diversidad económica y generación de empleo.
Y es la ruta que inventó el Instituto Nacional de Estadística (INE) para utilizar métodos poco ortodoxos para medir la fuerza de trabajo, y según los cuales un empelado es aquél que ha laborado aunque sea una hora durante la semana previa a la entrevista, o quien que se beneficie de algún programa social. Con esto se ha logrado disminuir mágicamente la tasa de desempleo durante toda esta era castrocomunista.
Ahora, tras la información de la Canasta Básica del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM),también se constata que las cifras sobre la inflación del BCV están siendo manipuladas al extremo. Desde hace 20 años, los aumentos de costo de la “Canasta Familiar” estimados por Cendas eran muy similares a los aumentos del CPI reportados por el BCV. Las pocas diferencias que se veían eran modestas y atribuibles al hecho de que la “canasta” del BCV es mucho más detallada que la del Cendas.
Sin embargo, esta similitud estadística dejó de ser en agosto.
El BCV informó hace unas dos semanas, con hasta tres meses de atraso, sus estimados de la inflación de junio, julio y agosto. Si bien, estas variaciones eran altas, el BCV informó que la inflación de julio era menor que la de junio, y que la de agosto era menor que la de julio, lo que dejaba ver que se estaba controlando la espiral inflacionaria. El BCV además reportó que la inflación de agosto fue del 3,8%, y que la acumulada en los 12 meses de agosto 2013-agosto 2014 de 63,4%. Cabe decir que las cifras estaban más o menos ordenadas y lucían medio creíbles.
La cuestión es que, si bien ese indicador del BCV coloca de nuevo la inflación de Venezuela como la más alta de la región, el resultado que trae el Cendas indica que la realidad es aún mucho peor.
El Cendas acaba de informar que el costo de su canasta familiar aumentó 13,8% (sic) en agosto. Esto sugiere que la inflación de agosto fue de 13,8%, es decir 10 puntos porcentuales más que la reportada por el BCV (3,8%). Es más, el aumento del costo de la canasta registrado en los 12 meses hasta agosto fue de 92,9%, mientras que el BCV estaba reportando un aumento de “tan solo” 63,4%, o sea 29,5 puntos porcentuales menos que lo reportado por Cendas..
Alescoger las rutas de la manipulación de las cifras y de las mentiras el gobierno evade hacer las correcciones necesarias en el modelo económico que hace aguas. Evita así tomar las medidas para devolver a los venezolanos la calidad de vida que el socialismo del siglo XXI les arrebató.
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