Jorge Semprún, prisionero de los nazis en Buchenwald, dejó un memorable relato sobre el universo concentracionario, entre muchas notables novelas, pero su mayor hazaña política fue la de haber desafiado a los soviéticos
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
Murió Federico Sánchez, el alter ego de Jorge Semprún, uno de los más grandes escritores españoles del siglo pasado. Pero también fue un hombre de acción. De hecho, en algún momento fue uno de los militantes que el Partido Comunista de España mantenía en el interior del país, corriendo, y no retóricamente, el riesgo de perder la vida.
Semprún, prisionero de los nazis en Buchenwald, dejó un memorable relato sobre el universo concentracionario, entre muchas notables novelas, pero su mayor hazaña política fue la de haber desafiado a los soviéticos, primero que nadie en España, junto al inolvidable Fernando Claudín, negándose a continuar aceptando la patraña staliniana como una proposición válida para el cambio social, a cuya consecución continuó aferrado hasta su último suspiro, pero desde una perspectiva socialista y democrática.
Fue un precursor de lo que después fue la política de los comunistas españoles, bajo la conducción de Santiago Carrillo, cuando optaron por lo que se conoció como "eurocomunismo" y que tanto contribuyó a la paradigmática transición española del franquismo a la democracia, en la cual tanto deben los españoles a Adolfo Suárez y a Santiago Carrillo. Pero Jorge Semprún fue uno de los visionarios.
Uno de los que vieron, primero que casi todos, que la sociedad soviética era la inhumana negación de todo afán libertario y progresista de la humanidad. Y lo dijo públicamente, para abrir la polémica.
Me honré con su amistad y varias veces nos vimos en gratos paliques sobre ese que, a la postre, resultó ser el tema de los temas: cómo superar la añagaza soviética sin abdicar del derecho a la lucha por un mundo mejor.
Lo vi por última vez, en un foro que compartimos en Barcelona, hace pocos años, ya muy anciano, el cabello completamente blanco, pero todavía vigoroso y lúcido y siempre cordial y amistoso. Ha muerto una figura señera.
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