Por: VenEconomía
Este 9 de junio el Sistema de Transacciones con Títulos Valores en Moneda Extranjera, mejor conocido por sus siglas SITME, arribó a su primer cumpleaños. Pero, el país no tiene nada que celebrar. Lamentablemente, el SITME no le ha aportado cosas positivas a los venezolanos sino, por el contrario, ha sido generador de más trabas y corrupción.
Hace un año el Gobierno de Hugo Chávez creó este Sistema, con la excusa de evitar la fuga de capitales y controlar la especulación cambiaria que generaba el mercado permuta, al cual ya había ilegalizado el mes anterior. A través de este nuevo sistema cambiario se ofertan y compran títulos valores en bolívares, que pueden luego cambiarse en divisas en el mercado internacional, al igual que en el mercado permuta..
El SITME nació con una oferta engañosa: que sería un "mercado libre" de divisas que manejaría el Banco Central de Venezuela. Sin embargo, el tipo de cambio, que debía fluctuar, en la práctica se ha mantenido invariable en todas las operaciones en Bs.F.5,30:$. En realidad el Gobierno lo que hizo el 9 de junio de 2010 fue establecer un tercer tipo de cambio oficial que no guarda relación alguna con la dinámica de la oferta y demanda.
Si las cosas en Venezuela fluyeran como debe ser, en el país no debería existir un control cambiario, fuente históricamente de innegable corrupción y de torpedeo de la actividad económica, en especial de la privada.
Pero las cosas en el país ya se sabe que marchan al revés en esta era del chavismo. Al hacer un balance del SITME en este año de operaciones se tiene que éste ha sido, engorroso, poco expedito y opaco. Por tanto, insuficiente para suplir la demanda de divisas para importaciones del sector privado que no atiende, o atiende parcialmente, Cadivi. Se tiene que el promedio diario de lo transado en el SITME en estos doce meses es de $34 millones, 57% menos de los $80 millones diarios que en promedio se transaban en el mercado permuta.
En un país dependiente de manera vergonzosa de las importaciones para poder satisfacer las mínimas necesidades de sus habitantes, el SITME ha operado como un cinturón de fuerza tanto para las grandes empresas, como para pequeños empresarios y particulares, llevando a muchas a cerrar santamarías y a eliminar puestos de trabajo productivo.
Esto se ve agravado por la competencia desleal que ejerce el gran importador del país: El Ejecutivo Nacional. Para las descaradas compras del Gobierno no hay SITME ni Cadivi por medio, ni límites a lo importado.
Hace un año el Gobierno de Hugo Chávez creó este Sistema, con la excusa de evitar la fuga de capitales y controlar la especulación cambiaria que generaba el mercado permuta, al cual ya había ilegalizado el mes anterior. A través de este nuevo sistema cambiario se ofertan y compran títulos valores en bolívares, que pueden luego cambiarse en divisas en el mercado internacional, al igual que en el mercado permuta..
El SITME nació con una oferta engañosa: que sería un "mercado libre" de divisas que manejaría el Banco Central de Venezuela. Sin embargo, el tipo de cambio, que debía fluctuar, en la práctica se ha mantenido invariable en todas las operaciones en Bs.F.5,30:$. En realidad el Gobierno lo que hizo el 9 de junio de 2010 fue establecer un tercer tipo de cambio oficial que no guarda relación alguna con la dinámica de la oferta y demanda.
Si las cosas en Venezuela fluyeran como debe ser, en el país no debería existir un control cambiario, fuente históricamente de innegable corrupción y de torpedeo de la actividad económica, en especial de la privada.
Pero las cosas en el país ya se sabe que marchan al revés en esta era del chavismo. Al hacer un balance del SITME en este año de operaciones se tiene que éste ha sido, engorroso, poco expedito y opaco. Por tanto, insuficiente para suplir la demanda de divisas para importaciones del sector privado que no atiende, o atiende parcialmente, Cadivi. Se tiene que el promedio diario de lo transado en el SITME en estos doce meses es de $34 millones, 57% menos de los $80 millones diarios que en promedio se transaban en el mercado permuta.
En un país dependiente de manera vergonzosa de las importaciones para poder satisfacer las mínimas necesidades de sus habitantes, el SITME ha operado como un cinturón de fuerza tanto para las grandes empresas, como para pequeños empresarios y particulares, llevando a muchas a cerrar santamarías y a eliminar puestos de trabajo productivo.
Esto se ve agravado por la competencia desleal que ejerce el gran importador del país: El Ejecutivo Nacional. Para las descaradas compras del Gobierno no hay SITME ni Cadivi por medio, ni límites a lo importado.
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