Ya nadie respeta a los héroes revolucionarios. Jefe guerrillero, bandolero y hasta narcotraficante, Pedro Antonio Marín, mejor conocido como Tirofijo, se volvió de pronto una leyenda revolucionaria gracias al discurso incendiario de un presidente Chávez quien, en 2007, le rindió pleitesía.
Inclusive una estatua le erigieron en una plaza del 23 de Enero; y el PCV, fiel a su atavismo, le obsequió un mural en la sede del Partido. Pero, mira que ya son otros los tiempos. De Marulanda no queda nada.Foto: Saúl Uzcátegui
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