Por: VenEconomía
Hoy 25 de agosto, se cumplen dos años de una tragedia que nunca debió ocurrir. Una tragedia que conmovió a toda Venezuela: El incendio de gran magnitud en dos tanques contenedores de gas propano y butano de la Refinería de Amuay, una de las dos refinerías del Complejo Refinador de Paraguaná, el más importante del país.
El devastador incendio y la inexplicable gran explosión que le siguió, arrebató la vida de 45 personas, más cinco personas aún desaparecidas y unos 150 lesionados, algunos de gravedad, amén de grandes pérdidas materiales, tanto en el complejo como en viviendas cercanas a la Refinería.
Como todo aquello que acontece en esta Venezuela de la revolución bolivariana, las causas y responsables de estos hechos quedaron encubiertos por la opacidad de un gobierno que siempre evade su responsabilidad, para endilgársela a un tercer intangible, que nada tiene con la realidad.
Esta vez, un tardío informe de PDVSA (el lunes 09 de septiembre 2013) adjudicó las causas del accidente a una acción de "sabotaje", afirmando que "se encontraron aflojados siete de ocho espárragos de la base de la bomba de olefinas P-2601 del Bloque 23", situación que atribuyeron a una "acción intencional de terceros interesados en provocar una catástrofe". Aseguraron entonces, que no tardarían en dar a conocer a los responsables. Pasado casi un año de esa “promesa” todavía no se ha informado quiénes son los responsables, y ante la justicia no hay quien pague ni por las vidas perdidas ni por las pérdidas materiales.
Una declaración del Centro de Orientación en Energía (COENER), CEDICE-Centro de Estudios de Energía de Venezuela, el Grupo Orinoco de Energía y Ambiente y la Sociedad Venezolana de Ingenieros de Petróleo (SVIP), con motivo de este segundo aniversario, exigen a la "Comisión de Energía de la Asamblea Nacional y a la Fiscalía General de la República, acometer las acciones inherentes a sus funciones de contraloría y ejercer las acciones necesarias para que se responda, tal como lo establece la Ley y sus Normas Internas, por el grave accidente ocurrido en la Refinería de Amuay y, en particular, se adopten las medidas requeridas para evitar que vuelvan a ocurrir tragedias similares".
Se afirmó en esta declaración que la gravedad de los hechos imponía que el Gobierno Nacional designara a la prontitud del caso un "Comité de Investigación independiente” que, "en un plazo perentorio", determinara las causas, identificara los elementos necesarios para establecer las responsabilidades del caso y emitir sus recomendaciones para evitar la ocurrencia de otra fatalidad similar"… Pero, esas acciones no se ejecutaron.
COENER, ante el silencio del Ejecutivo Nacional en agosto de 2013, presentó a la opinión pública resultados de su investigación realizada por un equipo de técnicos y especialistas, donde extensamente indicó que las causas potenciales no tenían absolutamente nada que ver con sabotaje alguno y, por el contrario, "reforzaba la tesis que las causas de la fuga de gas, la secuencia de eventos previos a la explosión e incendio, y la lamentable ausencia de los sistemas de alarma, del accionar efectivo del sistema contra incendios y de la aplicación oportuna de adecuados procedimientos de evacuación, fueron consecuencia de serias deficiencias operacionales y de mantenimiento".
Lo grave del silencio cómplice del Ejecutivo y de PDVSA para revelar la verdad de lo acontecido, es que aún están en plena vigencia las causas que llevaron a que se registrara ese siniestro. Un siniestro, que nunca debió ocurrir en una industria que se caracterizó durante más de 90 años por ser una de los más eficientes del mundo en términos de la seguridad industrial; cuyas instalaciones siempre llevaban carteles que se actualizaban diariamente, señalando los miles de miles de horas-hombre trabajados sin accidente qué lamentar.
Como afirman quienes suscriben la declaración: "Para superar la crisis de esta corporación, se requiere retomar el modelo de una empresa eficiente, productiva y orientada a la mejora continua de su gestión, concentrada en el negocio de los hidrocarburos, que fue la razón de ser y caracterizó a Petróleos de Venezuela, S.A. en sus primeros veinticinco años".
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