La ceguera comunista del Gobierno de Hugo Chávez lo ha llevado a eliminar una y otra vez al mensajero, en vez de enfrentar el contenido del mensaje.
Desde el comienzo de su Gobierno, para ocultar su incapacidad para poner a producir las tierras del Estado, dictó los decretos zamoranos y confiscó hatos, haciendas, fundos y cuanta hectárea productiva privada encontró por delante.
Luego, cuando se presentó la escasez de azúcar, fue en contra de los productores de azúcar, y expropió a diestra y siniestra los centrales.
Cuando el café comenzó a esfumarse, expropió a las torrefactoras y se empecina en pagarles a precio de gallina flaca.
No fue capaz de invertir en mejorar ni mantener la capacidad del Sistema Eléctrico, pero nacionalizó todo el sector.
Ante su ineficiencia para resolver la problemática habitacional, le dio por decretar expropiaciones de terrenos y propiedades, incluyendo varias no aptas para viviendas familiares.
Cuando su política de controles indiscriminados hizo que la carne se esfumara, arremetió en contra de carnicerías, frigoríficos y mataderos.
Hace unos meses cuando unos cinco pequeños bancos quebraron por falta de supervisión de Sudeban, le echó la culpa a las casas de bolsa, y eliminó los mutuos, cuando éstos eran unos de los pocos papeles que permitían a los venezolanos ahorrar en el país.
Ahora, cuando es manifiesta su incapacidad de controlar el precio del dólar permuta, enfoca otra vez sus baterías en contra de las casas de bolsa.
La tendencia del Gobierno es creer que las fuerzas del mercado son manipuladas por enemigos del régimen. La realidad es que éstas son la expresión colectiva de toda sociedad, que obedece a la lógica del comportamiento humano.
Se rumora que podría restringir aún más el acceso al mercado permuta. Es difícil concebir que tal desatino sea realidad, pues un dislate como ese lo único que podría generar es un mercado negro, cuya tasa sería impredeciblemente mayor que la del permuta. De allí, sólo quedaría una destrucción de la economía infinitamente mayor de lo que se puede imaginar.
El Gobierno en vez de mirar hacia los corredores y de incrementar las restricciones de divisas, podría optar por varias salidas:
Una de muy corto plazo sería vender los dólares a través del Fonden y PDVSA para bajar el precio del permuta.
Más importante y de proyección futura sería crear políticas que incentiven la inversión en el país, a fin de desarrollar la actividad exportadora privada para que fluyan los dólares y la entrada de divisas se incremente.
Y sobre todo, administrar el erario público con total transparencia. Lo que si debería estar vedado es ofrecer Certificados de Depósitos del BCV al equivalente de Bs.F.5,00:$, ya que lo único que queda de esto es especulación y la apertura de un sin fin de oportunidades de corrupción.
Desde el comienzo de su Gobierno, para ocultar su incapacidad para poner a producir las tierras del Estado, dictó los decretos zamoranos y confiscó hatos, haciendas, fundos y cuanta hectárea productiva privada encontró por delante.
Luego, cuando se presentó la escasez de azúcar, fue en contra de los productores de azúcar, y expropió a diestra y siniestra los centrales.
Cuando el café comenzó a esfumarse, expropió a las torrefactoras y se empecina en pagarles a precio de gallina flaca.
No fue capaz de invertir en mejorar ni mantener la capacidad del Sistema Eléctrico, pero nacionalizó todo el sector.
Ante su ineficiencia para resolver la problemática habitacional, le dio por decretar expropiaciones de terrenos y propiedades, incluyendo varias no aptas para viviendas familiares.
Cuando su política de controles indiscriminados hizo que la carne se esfumara, arremetió en contra de carnicerías, frigoríficos y mataderos.
Hace unos meses cuando unos cinco pequeños bancos quebraron por falta de supervisión de Sudeban, le echó la culpa a las casas de bolsa, y eliminó los mutuos, cuando éstos eran unos de los pocos papeles que permitían a los venezolanos ahorrar en el país.
Ahora, cuando es manifiesta su incapacidad de controlar el precio del dólar permuta, enfoca otra vez sus baterías en contra de las casas de bolsa.
La tendencia del Gobierno es creer que las fuerzas del mercado son manipuladas por enemigos del régimen. La realidad es que éstas son la expresión colectiva de toda sociedad, que obedece a la lógica del comportamiento humano.
Se rumora que podría restringir aún más el acceso al mercado permuta. Es difícil concebir que tal desatino sea realidad, pues un dislate como ese lo único que podría generar es un mercado negro, cuya tasa sería impredeciblemente mayor que la del permuta. De allí, sólo quedaría una destrucción de la economía infinitamente mayor de lo que se puede imaginar.
El Gobierno en vez de mirar hacia los corredores y de incrementar las restricciones de divisas, podría optar por varias salidas:
Una de muy corto plazo sería vender los dólares a través del Fonden y PDVSA para bajar el precio del permuta.
Más importante y de proyección futura sería crear políticas que incentiven la inversión en el país, a fin de desarrollar la actividad exportadora privada para que fluyan los dólares y la entrada de divisas se incremente.
Y sobre todo, administrar el erario público con total transparencia. Lo que si debería estar vedado es ofrecer Certificados de Depósitos del BCV al equivalente de Bs.F.5,00:$, ya que lo único que queda de esto es especulación y la apertura de un sin fin de oportunidades de corrupción.
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