El Presidente de la República incurre a pesar de su experiencia en los medios de comunicación, en errores básicos de credibilidad ante un auditorio televisivo
Por: Rocío San Miguel/Tal CualDigital
Dos goles de honda repercusión le han metido al Presidente de la República en menos de 1 semana: La trasmisión de un reportaje titulado "Los guardianes de Chávez", a través de los canales de televisión Cuatro y CNN Plus del Grupo Prisa de España, editora también del diario El País.
Y la entrevista en exclusiva realizada por Stephen Sackur al mandatario nacional, que se emitió el lunes en el programa "HardTalk" ("Diálogo duro"), de la BBC de Londres.
El reportaje "Los guardianes de Chávez" hace un retrato crudo de la realidad que conocemos todos, la existencia de grupos armados al margen de la ley en Venezuela, operando con aquiescencia del Estado.
Así queda demostrado por los periodistas españoles en el programa "REC", al preguntársele a miembros de la Fuerza Armada Nacional si conocen de la existencia de las FARC en territorio venezolano.
El oficial consultado no sólo lo ratifica, sino que además refiere a los múltiples campamentos en los que opera en Venezuela la guerrilla colombiana.
También queda de manifiesto esta aquiescencia del Estado, en las declaraciones de colectivos armados que funcionan alrededor de Miraflores, en un área aledaña al despacho del primer mandatario nacional.
El otro episodio, es un autogol más bien, pues incurre el Presidente de la República a pesar de su experiencia en los medios de comunicación- en errores básicos de credibilidad ante un auditorio televisivo.
Nerviosismo, molestia, y peloteo en la respuesta le acompañan en los momentos álgidos del diálogo duro al que le somete Stephen Sackur; para mostrar un Chávez zigzagueante, demagógico y poco convincente en principios democráticos.
La Venezuela post-Chavez que surgirá después del 2012, tiene la capacidad de recuperar la democracia. Tres elementos claves que se develan en estos goles contra el mandatario nacional tendrán que restituirse en el país a partir de entonces:
1) La independencia de los poderes públicos.
2) El control del territorio nacional por parte de los órganos de seguridad del Estado para hacer valer el imperio de la ley.
3) El fin de la discriminación política y del discurso de odio desde el ejercicio del poder. Para que ocurra esto, es vital el rol que cumpla el Parlamento elegido el 26 de septiembre, con capacidad para edificar el entramado legislativo estratégico que siente las bases de la recuperación de la independencia de los poderes públicos y de control democrático a muy corto plazo.
También será indispensable un proceso de desmovilización de individuos que sin ir a una guerra se les convirtió en combatientes en este país, al margen de la Fuerza Armada Nacional.
Esa desmovilización tendrá que comprender una política de empleo y de reinserción a la sociedad. Y por último el fin del apartheid político en Venezuela, que en algunos casos muy puntuales tendrá que pasar por la justicia y la reparación a las víctimas.
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