Los carnavales capitalinos pasaron sin pena ni gloria, gracias a la ineficacia de la alcaldía de Libertador y de Pdvsa que aseguraron tener listo el bulevar de Sabana Grande y, como siempre, faltaron a la promesa. El lugar donde las familias tradicionalmente pasean a sus niños vestidos de Batman o de princesa es hoy una calzada incómoda de transitar y de disfrutar. Tanto que hasta los payasos tuvieron que hacer un alto para contarse sus penas.
Foto: Renier Otto/TalCualDigital
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