Parece necesario insistir en el tema de la fecha de las primarias de la oposición para seleccionar su candidato presidencial. No es un tema baladí, como si estuvieran contrapuestos ese, y otros aspectos propios de las decisiones electorales de la MUD, a su necesaria preocupación y participación en las luchas sociales y políticas del país.
El desarrollo de la estrategia democrática implica asumir los procesos electorales como momentos esenciales para el desarrollo exitoso de esa estrategia, que obviamente, no se agota en lo puramente electoral. La lucha cotidiana no excluye sino que supone la atención, en paralelo, a todo cuanto atañe al desafío electoral del año próximo. Las luchas de hoy, en todos los escenarios, son inseparables de los preparativos electorales. Escindir esos dos ámbitos, como si atender las preocupaciones atinentes al desempeño electoral implicara necesariamente la desatención al resto de los problemas del país no es sino un artificio argumental insostenible.
Más aún, mientras más rápidamente se resuelva el tema de la fecha para las primarias, mayor será la capacidad de las fuerzas de la alternativa democrática para potenciar la lucha en otros espacios.
Una vez que sea establecida con toda precisión la fecha para la celebración de las primarias para este mismo año, se puede esperar que ello opere como un disparo de adrenalina en el vasto universo opositor.
Tener la certidumbre desde ya de que este año termina con un candidato opositor en la calle es casi como tenerlo.
Mientras exista incertidumbre en ese aspecto y/o peor, la fecha se fije para el año próximo, el mundo opositor se moverá con el freno de mano metido. Despejar este aspecto clave estimulará y potenciará en el mundo opositor que está más allá de los partidos la disposición de fajarse, al saberse, desde ya, frente a la perspectiva de que antes de que termine este año habrá una figura que concentrará y expresará las expectativas y las esperanzas de millones y ello constituirá la mejor vacuna contra la resignación, el derrotismo y el abstencionismo.
Voces significativas, tanto de partidos integrantes de la MUD como de sectores distintos a estos, han manifestado que esas primarias deben tener lugar este año. En otras palabras, el debate existente en el seno de la institución unitaria no se desarrolla en el vacío, en una campana neumática, sino que está rodeado del interés de toda una comunidad que asume a la MUD como su indispensable instrumento para organizar y conducir las luchas políticas y sociales pero que, simultáneamente, se siente con todo derecho a no ser espectadora muda de sus debates y mucho menos de aquellos, que concitan hondas preocupaciones generales, como, por ejemplo, los de la fecha para tener lo más pronto posible un candidato unitario. La MUD no es compartimiento estanco, cerrado a opiniones que no surjan sino de su propio seno; antes, por el contrario, debe ser un organismo abierto y atento a las voces de los millones que confían en su capacidad de llevar a buen puerto la nave de la oposición.
El desarrollo de la estrategia democrática implica asumir los procesos electorales como momentos esenciales para el desarrollo exitoso de esa estrategia, que obviamente, no se agota en lo puramente electoral. La lucha cotidiana no excluye sino que supone la atención, en paralelo, a todo cuanto atañe al desafío electoral del año próximo. Las luchas de hoy, en todos los escenarios, son inseparables de los preparativos electorales. Escindir esos dos ámbitos, como si atender las preocupaciones atinentes al desempeño electoral implicara necesariamente la desatención al resto de los problemas del país no es sino un artificio argumental insostenible.
Más aún, mientras más rápidamente se resuelva el tema de la fecha para las primarias, mayor será la capacidad de las fuerzas de la alternativa democrática para potenciar la lucha en otros espacios.
Una vez que sea establecida con toda precisión la fecha para la celebración de las primarias para este mismo año, se puede esperar que ello opere como un disparo de adrenalina en el vasto universo opositor.
Tener la certidumbre desde ya de que este año termina con un candidato opositor en la calle es casi como tenerlo.
Mientras exista incertidumbre en ese aspecto y/o peor, la fecha se fije para el año próximo, el mundo opositor se moverá con el freno de mano metido. Despejar este aspecto clave estimulará y potenciará en el mundo opositor que está más allá de los partidos la disposición de fajarse, al saberse, desde ya, frente a la perspectiva de que antes de que termine este año habrá una figura que concentrará y expresará las expectativas y las esperanzas de millones y ello constituirá la mejor vacuna contra la resignación, el derrotismo y el abstencionismo.
Voces significativas, tanto de partidos integrantes de la MUD como de sectores distintos a estos, han manifestado que esas primarias deben tener lugar este año. En otras palabras, el debate existente en el seno de la institución unitaria no se desarrolla en el vacío, en una campana neumática, sino que está rodeado del interés de toda una comunidad que asume a la MUD como su indispensable instrumento para organizar y conducir las luchas políticas y sociales pero que, simultáneamente, se siente con todo derecho a no ser espectadora muda de sus debates y mucho menos de aquellos, que concitan hondas preocupaciones generales, como, por ejemplo, los de la fecha para tener lo más pronto posible un candidato unitario. La MUD no es compartimiento estanco, cerrado a opiniones que no surjan sino de su propio seno; antes, por el contrario, debe ser un organismo abierto y atento a las voces de los millones que confían en su capacidad de llevar a buen puerto la nave de la oposición.
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