Por: VenEconomía
El Gobierno acaba de reestructurar la junta directiva de PDVSA consolidando aún más en manos del presidente Hugo Chávez el control administrativo, financiero ¿y electoral? de las operaciones de la empresa.
Cuando la tan atacada y vapuleada "Cuarta República" nacionalizó la industria petrolera, los sectores políticos concordaron en mantener al mínimo indispensable la injerencia del Ejecutivo Nacional en el manejo gerencial, técnico y administrativo de la industria. Así se estructuró a Petróleos de Venezuela (PDVSA) de forma que los ministros y otros funcionarios del Gobierno Central no formaran parte de la Directiva de PDVSA ni tuvieran injerencia directa en el manejo de la empresa.
El acuerdo dictaba que la estatal petrolera se manejara con parámetros gerenciales y administrativos de una empresa privada, incluyendo transparencia en la gestión, rendición de cuentas y meritocracia técnica y profesional.
Lamentablemente, desde el comienzo de la instauración del mal llamado Socialismo del Siglo XXI, Hugo Chávez y su séquito han venido menguando esa autonomía, aumentando cada vez los criterios políticos en la toma de decisiones, a expensas de la eficiencia y la rentabilidad.
Hace tiempo, se modificaron los estatutos de PDVSA para permitir que el Presidente de la empresa también ejerza las funciones del Ministro de Energía y Petróleo.
Ahora, en plena campaña electoral, se da otro paso en esa ruta. Este 25 de mayo, se eliminó la prohibición a los otros ministros del Gobierno Central de entrar a la junta directiva de PDVSA. En adelante, PDVSA estatutariamente será lo que en la práctica venía ya siendo: un apéndice de Miraflores, bajo el puño de un Hugo Chávez, candidato a la reelección presidencial en 2012.
Ni corto ni perezoso Hugo Chávez nombró de inmediato al canciller Nicolás Maduro y a su ministro de Planificación y Finanzas, Jorge Giordani como directores externos de PDVSA.
Adicionalmente, Chávez también movió la mata en la directiva, destituyendo a siete directores y nombrando diez nuevos.
Llama la atención que uno de los siete que van pa´ fuera es Eudomario Carruyo, quien habría sido el que encomendó a Francisco Illarramendi el manejo de hasta $500 millones de dineros del fondo de pensiones de los trabajadores de PDVSA. Un dinero que se perdió por el mal manejo por parte de Illarramendi y que, ahora, serán repuestos por PDVSA.
También llama la atención que Rafael Ramírez haya sido ratificado como Presidente de la Junta ya que es él el principal responsable del deterioro y pérdida de eficiencia de la empresa y el responsable de que se sancionara a PDVSA. Ramírez fue el que autorizó que se siguiera enviando gasolina a Irán, aún cuando había anunciado su suspensión, incumpliendo así acuerdos internacionales y legales en materia nuclear y terrorismo.
Cuando la tan atacada y vapuleada "Cuarta República" nacionalizó la industria petrolera, los sectores políticos concordaron en mantener al mínimo indispensable la injerencia del Ejecutivo Nacional en el manejo gerencial, técnico y administrativo de la industria. Así se estructuró a Petróleos de Venezuela (PDVSA) de forma que los ministros y otros funcionarios del Gobierno Central no formaran parte de la Directiva de PDVSA ni tuvieran injerencia directa en el manejo de la empresa.
El acuerdo dictaba que la estatal petrolera se manejara con parámetros gerenciales y administrativos de una empresa privada, incluyendo transparencia en la gestión, rendición de cuentas y meritocracia técnica y profesional.
Lamentablemente, desde el comienzo de la instauración del mal llamado Socialismo del Siglo XXI, Hugo Chávez y su séquito han venido menguando esa autonomía, aumentando cada vez los criterios políticos en la toma de decisiones, a expensas de la eficiencia y la rentabilidad.
Hace tiempo, se modificaron los estatutos de PDVSA para permitir que el Presidente de la empresa también ejerza las funciones del Ministro de Energía y Petróleo.
Ahora, en plena campaña electoral, se da otro paso en esa ruta. Este 25 de mayo, se eliminó la prohibición a los otros ministros del Gobierno Central de entrar a la junta directiva de PDVSA. En adelante, PDVSA estatutariamente será lo que en la práctica venía ya siendo: un apéndice de Miraflores, bajo el puño de un Hugo Chávez, candidato a la reelección presidencial en 2012.
Ni corto ni perezoso Hugo Chávez nombró de inmediato al canciller Nicolás Maduro y a su ministro de Planificación y Finanzas, Jorge Giordani como directores externos de PDVSA.
Adicionalmente, Chávez también movió la mata en la directiva, destituyendo a siete directores y nombrando diez nuevos.
Llama la atención que uno de los siete que van pa´ fuera es Eudomario Carruyo, quien habría sido el que encomendó a Francisco Illarramendi el manejo de hasta $500 millones de dineros del fondo de pensiones de los trabajadores de PDVSA. Un dinero que se perdió por el mal manejo por parte de Illarramendi y que, ahora, serán repuestos por PDVSA.
También llama la atención que Rafael Ramírez haya sido ratificado como Presidente de la Junta ya que es él el principal responsable del deterioro y pérdida de eficiencia de la empresa y el responsable de que se sancionara a PDVSA. Ramírez fue el que autorizó que se siguiera enviando gasolina a Irán, aún cuando había anunciado su suspensión, incumpliendo así acuerdos internacionales y legales en materia nuclear y terrorismo.
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