El país ha venido tomando progresivamente conciencia de la inmensa estafa de la que ha sido objeto. Estos traficantes del poder, “revolucionarios” que se han enriquecido en nombre del pueblo a través de la más pavorosa corrupción de que se tenga noticias, ya no pueden seguir engañando impunemente
FREDDY NÚÑEZ/TalCualDigital
Esta tragedia está por terminar. Más allá de las bolserías de Jorge Rodríguez, quien ya computa más del 70% de los votos a favor de Chávez, está la realidad de un vasto y espontáneo movimiento nacional que desea fervorosamente un cambio. Basta oír a Chávez –a la todopoderosa águila que no caza moscas– urgiendo a sus mercenarios para que salgan a buscar “hasta el último votante”, o a “buscar el voto de la clase media, y el de los ricos también”, para percibir que la procesión ha echado a andar.
El país ha venido tomando progresivamente conciencia de la inmensa estafa de la que ha sido objeto. Estos traficantes del poder, “revolucionarios” que se han enriquecido en nombre del pueblo a través de la más pavorosa corrupción de que se tenga noticias, ya no pueden seguir engañando impunemente.
La realidad de las mil promesas incumplidas, la caótica vida nacional que sólo aporta desaliento y violencia, tiene que cesar. Chávez ha degradado la política convirtiéndola en un chiquero donde solamente prospera la mentira, la manipulación, la perversión del ejercicio del poder. En lo que resta de campaña, el extraordinario esfuerzo de unidad de todas las fuerzas democráticas del país, y el coraje de un infatigable Henrique Capriles, debería reforzarse con un elemento llamado a formar parte de la memoria histórica de Venezuela. Me refiero a los micros de Globovisión denominados “Aunque usted no lo crea”.
Estos micros tienen una virtud excepcional, la de mostrar al mismísimo Chávez engañando, contradiciéndose, ofreciendo todo lo que luego no cumple, haciendo gala de su portentosa capacidad de mentir, de fanfarronear, de insultar, de amenazar, de violar las leyes, de meter la pata en todas las formas y maneras posibles. Son una herramienta efectiva para conectar al ciudadano de manera directa con la verdad, permite apreciar en su exacta medida al personaje responsable de la destrucción del país.
Cualquiera entiende que no se trata de dimes y diretes, de chismes, de lo que alguien piensa del presidente saliente, no, nada de eso, es el propio Chávez exhibiendo de manera clara su inmensa irresponsabilidad e incapacidad para gobernar. Inundar al país con un DVD que contenga la mayor cantidad posible de estos micros, y venderlo o regalarlo a cada venezolano contactado en recorridos, mitines, caravanas, etc., le ayudara a constatar, con sus propios ojos, los disparates inauditos del teniente coronel.
En el caso de grandes concentraciones, debería pensarse en instalar pantallas que exhiban los micros antes de la intervención del candidato. Frente al abuso insólito de las cadenas, el uso arbitrario de los secuestrados medios del “estado”, la utilización de los recursos públicos para llenar al país de vallas, pancartas, volantes y cuanta forma hay de propaganda, vale la pena pensar en utilizar este invaluable recurso para que el ciudadano tome su decisión electoral estando lo más informado posible. Hay que hacer que el país conozca a Chávez por boca del mismo Chávez. Quien lo vea quedara estupefacto. ¡Aunque usted no lo crea!
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