Al menos cinco espacios han sido silenciados en lo que va de gestión de Nicolás Maduro. Programas y columnas de opinión de la Revolución son sacados de los medios del Estado sin explicación alguna. El descontento oficialista se manifiesta a través de Aporrea y las redes mientras preparan las elecciones
DAYIMAR AYALA ALTUVE/TalCualDigital
El mundo interno del oficialismo no está en calma y parece que aquella frase que lanzó el exvicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Alberto Müller Rojas, de que era "un saco de alacranes" tiene más vigencia que nunca.
Ha pasado un mes desde que salió un audio de Mario Silva con el G2 cubano que precipitó su salida del aire en VTV "por razones de salud". Pero el silencio a la crítica alcanza también otros medios.
A Vladimir Acosta la "censura" roja-rojita lo tocó de cerca. Los programas de crítica y opinión que conducía en Radio Nacional de Venezuela fueron movidos y, según señaló la presidenta de esa emisora, Desirée Santos Amaral, respondía a reestructuraciones en el horario y no a retaliaciones. "Sus aportes críticos al proceso revolucionario son formulados siempre desde la lealtad a ese mismo proceso y con ánimo constructivo".
La última vez que salió la columna "Un Grano de Maíz" en el diario VEA fue el 15 de junio. En un texto publicado en Aporrea y titulado "Callar es una opción", suscrito por Antonio Aponte y no por el acostumbrado Toby Valderrama, se exponen las razones por las que es mejor el silencio antes de que sus críticas se consideren como vía para la división: "...decidimos que, en este momento difícil cuando la realidad toca la puerta y certifica las teorías, nuestra mayor contribución es callar", reza el texto. El programa en RNV de Valderrama del mismo nombre también salió del aire.
El profesor Andrés Arenas, el mismo que acompañaba a Mario Silva y a Ricardo Durán en el llamado de "tropa" de La Hojilla salió de la emisora que compartía con Silva y hasta clausuró su cuenta en Twitter.
El diputado de la Asamblea Nacional y presidente de la Comisión de Poder Popular y Medios, Earle Herrera, escribió en verso hace unos días una crítica a VTV en el diario Ciudad CCS. "Analizaba en el Kiosko Veraz la solicitud de Colombia a la OTAN, cuando se pidió un pase a prensa.
Esto siempre me pone alerta, a la espera de una primicia. Se informó al mundo la siembra de una mata de ají en un peladero de Mérida.
No se precisó si el ají era dulce o chirel. Al retornar, paso a analizar la situación universitaria. Cuando empiezo a entrar en materia, me enseñan un viejo cartón que dice: ¡Corte! Añoré estar rasgando la guitarra en una esquina de El Tigrito", dejando entrever cierto disgusto en el manejo del canal del Estado.
APORREA ES EL DESAHOGO
Por medio de la web Aporrea.com y las redes sociales, los "rojos-rojitos" ventilan al aire sus discrepancias. Allí las críticas son "constructivas" y van desde el manejo de las instituciones hasta el comportamiento poco revolucionario de ciertos personeros del Gobierno.
Un importante militante del PSUV que prefirió mantener su identidad en anonimato señaló que "cierran las ventanas a la crítica porque las diferentes tendencias y las divergencias se hacen más evidentes.
Con un proceso electoral en puertas y el descontento de las bases por no poder elegir a sus candidatos es muy arriesgado darle a la derecha motivos para aprovecharse de las debilidades", admitiendo la censura.
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