El hombre anda desconectado en el país de las maravillas que le pintó el finado comandante. Se le ocurrió decir que en Estados Unidos, cuna del consumismo mundial, los anaqueles de productos están llenos llenísimos, a reventar de opciones
Eduardo Samán llegó como el paladín anticorrupción, una labor que en teoría exige tener los pies en la tierra, pero no. El hombre anda desconectado en el país de las maravillas que le pintó el finado comandante.
Se le ocurrió decir que en Estados Unidos, cuna del consumismo mundial, los anaqueles de productos están llenos llenísimos, a reventar de opciones, porque la pelazón de los gringos es mayúscula.
Es decir, que allá nadie compra, a diferencia de en Venezuela donde la profundidad de los bolsillos es tal que aquí acabamos con la oferta y acaparamos en casa de todo y más. Pobrecitos los gringos, seguro pensarán "con tanto y yo con tan poco". Ese mar de la amargura sí es feo.
TalCualDigital
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