FERNANDO PEÑALVER | ENVIADO ESPECIAL/ELUNIVERSAL
Puerto La Cruz.- Lo que debió ser una hermosa fiesta deportiva en el gimnasio 'Luis Ramos', culminó de la manera más grotesca y reveladora de que la bestia salvaje de la violencia tiene carcomida el alma de los venezolanos.
Cocodrilos de Caracas logró su quinta corona de la Liga Profesional de Baloncesto (LPB), al vencer 63-61 a Marinos de Anzoátegui, en el séptimo encuentro de la Gran Final de la LPB, compromiso que culminó por la vía de la confiscación, tras presentarse incidentes de violencia por parte de sectores agresivos de las barras que hacen vida en el coso de la avenida Intercomunal Puerto La Cruz - Barcelona.
El basquetero importado André Emmett fue elegido como el jugador más valioso de la serie final, y en el encuentro decisivo anidó 26 puntos, incluidos seis triples y cinco rebotes para la causa de Néstor Salazar.
Tras producirse una decisión arbitral a favor de los saurios, que sellaría la conquista, comenzó una lluvia de botellas, vasos y cerveza, que obligó a la salida de los hoy campeones de LPB a su camerino, custodiados por las escasas fuerzas del orden público presentes en el gimnasio.
En el tabloncillo de la instalación, el comisionado José Rafael Gómez siguió con el procedimiento reglamentario al esperar los lapsos previstos en el reglamento: 15 minutos, luego 10 más y finalmente se oficializó la confiscación ante la imposibilidad de que se reunieran las condiciones mínimas para jugar.
Dentro en el camerino, Cocodrilos tenía rato festejando el tetracampeonato en el camerino de visitantes. Al bajar las tensiones, el quinteto de Salazar salió a recibir el trofeo "Leonardo Rodríguez" en medio de la bulla de los dolidos parciales de Marinos, aún presentes en la Caldera del Diablo, que ayer hirvió más que de costumbre.
Las agresiones llegaron hasta el mismísimo propietario de Marinos, el exgrandeliga Carlos Silva, quien salió con la cabeza partida y en su salida golpeó a un reportero gráfico que documentaba la situación.
El vicepresidente de la LPB, Bob Abreu, declaró que lamentaba que este tipo de incidentes empañara una fiesta deportiva tan importante para el pueblo venezolano.
"El tema de la violencia es de las cosas que debemos corregir para crecer como espectáculo deportivo", comentó Abreu antes de incorporase a la ceremonia de premiación de los saurios campeones. Marinos tenía 23 años sin perder una final en su casa, informó Pedro Matrero.
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