VÍCTOR SALMERÓN | EL UNIVERSAL
A fin de disminuir al mínimo el incremento en el precio de los alimentos el Gobierno controla el costo de una larga lista de productos, maneja una importante estructura de empresas agroindustriales y posee miles de hectáreas en el sector agrícola pero el resultado no es el esperado.
Las cifras del Banco Central desnudan que en promedio el precio de los alimentos y las bebidas no alcohólicas registra un explosivo incremento de 210% entre agosto de 2012 y agosto de este año.
Este constante aumento golpea con más intensidad a las familias de menos recursos que destinan la mayor parte del salario a la compra de alimentos.
La fuerza que impulsa la inflación proviene de distintos factores. Analistas mencionan como la principal causa que para cubrir un gasto que supera al ingreso del petróleo y la recaudación de impuestos, el Gobierno recurre a la impresión de billetes en el Banco Central que ingresan a la economía e impulsan la demanda.
El aumento de la demanda encuentra a una oferta que no responde adecuadamente por controles de precios que no permiten cubrir adecuadamente los costos de producción, deficiencia en los servicios públicos como la electricidad, la nueva Ley del Trabajo que recorta los días laborables y un déficit de dólares que el Gobierno ha resuelto recortando la asignación de divisas y, por tanto, escasean las materias primas e insumos para producir.
En los primeros ocho meses de este año la inflación en alimentos y bebidas no alcohólicas acumula un salto de 56,5%, una variación que representa el mayor incremento para este período desde 1998, es decir, en los últimos 17 años.
En 2002 y 2003, años de fuerte inestabilidad política y del paro petrolero, la inflación de alimentos y bebidas no alcohólicas se ubicó en 23,8% y 20,3% en los primeros ocho meses.
El resultado de un desajuste donde la demanda crece por la inyección de dinero sin respaldo mientras desciende la oferta no solo genera incrementos de precios; también se traduce en elevada escasez de alimentos básicos.
El Banco Central ha mantenido oculta la escasez de los últimos meses pero el reporte de abril es elocuente: veinte alimentos básicos como leche en sus distintas presentaciones, compotas, azúcar, café molido, aceite, mortadela y harina de maíz precocida registran una escasez superior a 30%.
Para contener la escasez el Gobierno ha comenzado a permitir incrementos en los precios controlados y el 28 abril autorizó ajustes en el costo del pollo, el azúcar y el arroz.
Además la estrategia del Gobierno se ha centrado en el reforzamiento de los controles, a través de la aprobación de la Ley Orgánica de Precios Justos y prepara la implementación de un sistema biométrico para impedir que los productos con precios controlados se desvíen a la red de la economía informal.
El aumento en el precio de los alimentos se hace sentir en las cifras de pobreza. En 2013, año en que registraron un salto de 74% subió desde 7,1% hasta 9,8% el número de personas que no tenían recursos para comprar la canasta alimentaria.
De acuerdo con las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) al cierre del año pasado a la mitad de la población de Amazonas, Apure, Monagas, Portuguesa y Sucre le era imposible adquirir la cesta básica.
Cambio de números
En la nota de prensa difundida la noche del martes las cifras del Banco Central de Venezuela reflejaban que entre junio de 2013 y junio de 2014 la inflación registró un salto de 62,2%, pero este dato fue modificado la mañana del miércoles y descendió hasta 60,5%.
¿A qué se debe el cambio? El exgerente de investigación económica del Banco Central, José Guerra, explica que de esta manera se ha corregido la inconsistencia estadística que tenían las cifras difundidas previamente.
"Si la inflación entre junio de 2013 y junio de 2014 era 62,2% entonces la inflación de junio no podía ser 4,4% sino 5,5%".
José Guerra afirma que lo que ocurrió es que el Banco Central modificó la metodología para calcular la inflación a fin de lograr una desaceleración en junio, julio y agosto pero no ajustó correctamente la variación anualizada.
"Se le restó peso en el cálculo de la inflación a los alimentos que es la variable que más ha aumentado de precio. Cambiaron las ponderaciones sin informarle al país y sin mostrar el estudio que justifica este cambio. Gracias a la nueva ponderación la inflación de junio, ahora, es de 4,4%, la de julio 4,1% y la de agosto 3,9%".
El Banco Central ha dejado de difundir indicadores clave para el seguimiento de la economía.
Desde diciembre no publica el índice de escasez, la inflación por estrato, el comportamiento de los productos agrícolas, la variación de los productos agroindustriales, el índice de precios al por mayor, el núcleo inflacionario y el desenvolvimiento del PIB.
La balanza de pagos, que entre otras cosas refleja el ingreso que obtiene el país por exportaciones petroleras y la magnitud de las importaciones, permanece oculta desde el tercer trimestre de 2013.
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