Al presidente Maduro, digno hijo del anterior, le encanta hablar, seguramente oírse. Inaugura una arepera socialista en Machiques y puede montar una cadena de un par de horas en prime time. Pero sobre acontecimientos que han tenido en vilo al país, los cinco muertos de Quinta Crespo y la posterior destitución de Rodríguez Torres y la junta directiva del CICPC, ha mantenido un culposo silencio, ni un asomo de explicación.
Una película muda con subtítulos en danés. De manera que todo el mundo se ha dedicado a elaborar su propia versión de los hechos, por lo demás, en constantemutación. Explicación tanto más necesaria en la medida en que casi simultáneamente se producían lasmás estrepitosas contradicciones.
Al menos con el caso Serra echó un cuento, muy truculento y en nada creíble, pero habló.
En el asunto que nos ocupa algo como un vértigo nos asaltaba a nosotros los observadores. Los hechos mismos son narrados de dos maneras absolutamente opuestas. Según el ministro defenestrado y el jefe de la policía científica se trataba de una banda de delincuentes que había secuestrado a uno de los suyos y que fueron abatidos en gallarda lid.
Para los miembros del colectivo al que pertenecían y sus familiares se trataba de abnegados revolucionarios abocados básicamente al trabajo comunitario y que fueron bárbara y gratuitamente asesinados por los agentes policiales que irrumpieron en el edificio que habitaban. El gobierno no aclaró sino que actuó sigilosa y silenciosamente: se ordenó una investigación, se detuvo a los policías implicados y a los caídos se les enterró, por orden de un viceministro, en un lugar privilegiado del Cementerio del Sur, cerca de Serra y Lina Ron, entre otros, con honores de revolucionarios. Pausa. Algunos colectivos se agitan y se congregan para dar alguna respuesta y aparece un artículo enfurecido de José Vicente Rangel condenando la actuación policial, tildándola de “operación masacre” y pidiendo pruebas de que patriotas de no ha mucho se habían convertido en ladrones y asesinos. Pausa.
Colectivos proponen una marcha para pedir la destitución del ministro del Interior (un frente de comunicadores socialistas condena dicha acción que atribuye a violentistas y atropelladores del pueblo). La marcha se suspende por “motivos de seguridad” y al día siguiente es destituido el importante ministro y luego la cúpula del CICPC. El colectivo 5 de Marzo considera esta medida así: “¡Logramos parte de la victoria! Todavía falta mucho. Rodríguez Torres preso y Diosdado (Cabello) fuera del gobierno” (El Nacional). Maduro le promete al destituido una compensación, un cargo estratégico para pronto, 15 días. Este agradece la confianza del Presidente por twitter y promete proseguir con fervor en el proceso revolucionario.
Nosotros vamos a esperar, es probable que desesperemos, que alguien ate tantos cabos sueltos, aclare las versiones opuestas y señale las mentiras y mentirosos que tiene que haber si aplicamos el principio de no contradicción. Y, sobre todo, que se nos diga lo que está en el fondo de todo esto, que apenas asoma a la superficie y parece de alto calibre, porque sin duda se trata de armas largas. Exija usted también, amigo lector, su derecho a ser informado de los asuntos públicos, éstos concretamente lo conciernen y mucho.
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