Por JUAN O. TAMAYO/jtamayo@elnuevoherald.com
LA HABANA -- El gobernante cubano Raúl Castro dijo el miércoles que la muerte del prisionero político Orlando Zapata era algo "lamentable'' mientras sus fuerzas de seguridad la emprendían contra los disidentes para evitar protestas y en el extranjero se condenaba la muerte del disidente que se declaró en huelga de hambre.
Los comentarios de Castro, citados por el sitio oficial Cubadebate en la internet, son sumamente inusuales, toda vez que por lo regular Cuba califica a los disidentes como ‘‘mercenarios'' de Estados Unidos y niega tener prisionero político alguno o cometer abusos en las cárceles.
"Castro lamentó la muerte de... Orlando Zapata'', informó Cubadebate, añadiendo después que el gobernante "afirmó que este incidente es el resultado de las relaciones con Estados Unidos'', aunque no ofreció detalles sobre qué quería decir exactamente Castro con la referencia a Washington.
En Cuba, "no hay torturados, no se ejecuta a nadie'', dijo Castro en respuesta a la pregunta de un periodista brasileño, según Cubadebate, que agregó que el gobernante cubano hizo el comentario durante una reunión con el presidente Luiz Inacio Lula da Silva, de visita en la isla.
El informe desapareció posteriormente de la página web, y no habia sido transmitido por la televisión ni la radio de la isla al cierre de esta edición.
Elizardo Sánchez, activista por los derechos humanos, dijo que el comentario de Castro demuestra "una gran hipocresía ya que el gobierno tuvo 82 días de la huelga de hambre para cambiar la situación, y no lo hizo''. Sánchez agregó: "Tal vez no está bien informado de los abusos que a diario se cometen en nuestras prisiones''.
Zapata, de 42 años, catalogado como prisionero político por Amnistía Internacional tras su arresto en el 2003, inició su huelga de hambre el pasado 3 de diciembre para protestar por las golpizas en las prisiones y otros abusos. Murió el martes en un hospital de La Habana donde los médicos habían tratado de revivirlo.
Su madre, Reina Luisa Tamayo, le dijo a El Nuevo Herald el miércoles que oficiales de la Seguridad del Estado que la acompañaron a ella y al ataúd hasta la localidad de Banes, donde nació Zapata, insistieron en que fuera enterrado en cuanto llegaron a la 1 p.m. La mujer se negó y el entierro será el jueves.
El corto velorio que se celebró en la casa "no es importante, pero pagarán por esto. Ellos tienen que pagar por esto'', dijo la madre entre sollozos en una conversación telefónica que sostuvo en la mañana con el Directorio Democrático Cubano, con sede en Miami.
El disidente Juan Verdecia Ebora, hablando desde la casa de Tamayo, dijo que las fuerzas de seguridad establecieron un "anillo férreo'' alrededor de la casa y un punto de chequeo en la entrada principal de Banes, a la vez que desplegaron fuerzas policiales alrededor del cementerio.
De todas formas, la casa se llenó de disidentes y vecinos que se las arreglaron para pasar a través de los guardias --entre ellos Martha Beatriz Roque y Vladimiro Roca, importantes líderes de la oposición-- mientras otros eran arrestados cuando trataban de entrar en la casa, dijo Verdecia.
Desde la muerte de Zapata "el gobierno ha desatado una ola de represión ... porque no quiere que haya personas en los funerales ni en otras actividades'', dijo Sánchez, presidente de la Comisión Cubana Pro Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, en La Habana.
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