La búsqueda de 32 desaparecidos proseguía el martes en la isla portuguesa de Madeira, cuya población intentaba un difícil retorno a la vida normal tres días después de la catástrofe que causó al menos 42 muertos.
El lunes al anochecer, el presidente del gobierno regional, Alberto Joao Jardim, manifestó pocas esperanzas de encontrar los cadáveres de los desaparecidos, que según él podrían haber sido "arrastrados al mar", donde será "muy difícil hallarlos".
"Temo un incremento dramático del número de muertos", declaró Jardim a la televisión, mientras el balance oficial de la catástrofe seguía siendo oficialmente de 42 decesos confirmados.
Toda la noche, los servicios de socorro continuaron bombeando los estacionamientos subterráneos de tres centros comerciales de Funchal, donde automovilistas podrían haber quedado atrapados por los torrentes de agua y lodo que invadieron la parte baja de la ciudad el sábado de mañana.
Había gran preocupación por el centro comercial de Anadia, donde testigos interrogados por la AFP confirmaron haber visto a personas arrastradas por la fuerza de la corriente que se hundieron en el estacionamiento cuando el río Joao Gomes se desbordó.
Después de dos días de bombeo, sólo el primer nivel de ese estacionamiento subterráneo había sido limpiado. El martes, a las 08H00 hora local y GMT, las operaciones estaban suspendidas, constató el enviado especial de la AFP. Por su parte, el canal de televisión Sic mencionó una "avería" de la enorme bomba que ya extrajo toneladas de agua y lodo.
Durante la noche, submarinistas de la marina nacional trataron de localizar eventuales víctimas, pero "no se ha encontrado ningún cadáver", dijo a la AFP una fuente del gobierno regional.
Nuevos refuerzos militares fueron enviados el lunes al anochecer de Lisboa a bordo de un avión C-130.
En el centro de la ciudad, las topadoras y las excavadoras continuaban extrayendo las toneladas de escombros que bloquean muchas calles, sobre todo alrededor del mercado principal, que sigue cerrado. La maquinaria pesada también se esfuerza en desatascar los tres ríos que atraviesan la ciudad, sacando grandes bloques de piedras.
Según fuentes oficiales, la circulación de vehículos será totalmente restablecida en la ciudad "dentro de dos o tres días".
En las colinas de Funchal, donde numerosas viviendas fueron arrastradas por los deslizamientos de terreno, el agua sigue cortada en varios barrios, y el aprovisionamiento de agua es realizado mediante camiones-cisterna.
Según el gobierno regional, la prioridad es el restablecimiento de los servicios básicos, pues varias comunas no tienen agua ni electricidad, sobre todo en el centro y el sur de la isla.
Por ahora, toda evaluación de los daños es considerada "prematura" por las autoridades regionales, que excluyeron decretar el "estado de catástrofe", por temor a sus efectos nefastos sobre el turismo, la principal fuente de ingresos del archipiélago.
Tomada de: eodiario.eleconomista.es
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