Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
En un mismo acto nuestro genio local de la economía política se permitió pedagogizarnos sobre la planificación socialista y, un ratico más tarde, echar a patadas de su cargo al presidente de Pequiven y viceministro de Energía, un tal Clark, porque le subió el precio a una resina sin preguntarle previamente a él.
¡Así, así, así es que se planifica! Sobre la planificación, dizque socialista, nuestro genio jamás se ha preguntado por qué la Unión Soviética se derrumbó exactamente como dice el lugar común, como un castillo de naipes y por qué en Cuba se acabó hasta la producción de azúcar.
Hace unos pocos días, apenas el gobierno de la isla autorizó la construcción privada de viviendas se acabaron todos los materiales de construcción que venden las tiendas del Estado, ante la marabunta de gente que salió a construir sus casas según la nueva modalidad "capitalista".
¿Chacumbele no tendría la curiosidad de preguntarle a alguno de los chinitos con los cuales se reúne por qué fue que ellos lanzaron al pipote de la basura todas las teorías soviéticas sobre planificación centralizada? No lo hace porque, en el fondo, le importa un pepino si hay plan o no. Él es el plan.
Si el plan dice una cosa y a él no le gusta, pues al carajo el plan. Así como hizo con ese señor Clark.
¿Preguntó Chacumbele qué razones económicas movieron a Pequiven a subir el precio de la resina? No, no preguntó.
Lo raspó sin aviso ni protesto porque cree que ese estilo irresponsable le cae simpático a una parte de la gente y para él la "planificación" ahorita es buscar esos votos que cada vez se le hacen más elusivos.
Sin embargo, podría preguntarse también por qué, a pesar de esta clase de maromas demagógicas, su respaldo sigue palo abajo. ¿No será por eso mismo?
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