Por: VenEconomía 15jun10
Al igual que lo ha hecho con otros sectores de la economía y con gran parte de las instituciones democráticas, el Gobierno de Hugo Chávez se está tragando a pedacitos al sistema financiero del país y a los medios de comunicación.
Sobre el primero pende una Ley Orgánica del Sistema Financiero Nacional, aprobada a principios de año por la Asamblea Nacional, que le pone una camisa de fuerza a los bancos y merma su rentabilidad.
Pero, ya desde finales de 2009, había comenzado la erosión del Sistema Financiero, con la intervención de pequeñas entidades que, habiendo nacido o siendo fortalecidas a la sombra del Gobierno, no fueron supervisadas suficientemente ni a tiempo por la Sudeban.
Posteriormente se deglutió casi en su totalidad a las Casas de Bolsa, las Sociedades de Corretaje, al sacarlas del juego del mercado cambiario y darle toda la potestad sobre este mercado al Gobierno.
Ahora pareciera que tiene intenciones de hincarle los colmillos al resto del Sector Bancario. Por lo menos, eso es lo que proclama el presidente Chávez cada vez que le viene en ganas. Sólo este fin de semana aclamó que si él "ordenara retirar todos los depósitos del Estado que están en los bancos privados", "no quedaría ni un banco privado".
"Casualmente", el lunes 14 de junio, 24 horas después de esa proclama de muerte, el Ejecutivo intervino a puertas cerradas el Banco Federal, propiedad de Nelson Mezerhane, uno de los socios principales de Globovisión. Entre otros, los argumentos utilizados para la medida fueron descalce, déficit de encaje legal, recurrencias al over night.
Independientemente de que puedan existir (o no) razones técnicas para la intervención del Banco Federal, la percepción generalizada es que ésta es una medida política que tiene trasfondos más graves que el de un potencial riesgo financiero, y que con ella el Gobierno estaría matando dos pájaros de un solo tiro. Al intervenir el Federal, el Gobierno se come otro pedazo del sistema bancario privado. Y, siendo su propietario uno de los principales socios de Globovisión, le afinca otra dentellada más a lo que queda de medios informativos independientes.
La lógica dicta que para salvaguardar los intereses de un colectivo, que suma a 284.000 clientes del banco y a más de 5.000 empleados, el Gobierno tenía en sus manos los instrumentos legales y recursos para brindarle apoyo al Federal, tal como lo habría hecho en el pasado con esa entidad, y como lo estaría haciendo en el presente con otras. Lo lamentable es que escogió su intervención a puertas cerradas, la medida más dolorosa, no sólo para los ahorristas y trabajadores, sino para la confianza y estabilidad del sistema. Con ella ¡todo el mundo pierde!
Además, es bien capcioso, que la intervención del Banco de Mezerhane, se concrete tres días después de que se dictara un irregular auto de aprehensión contra Guillermo Zuloaga, su socio en Globovisión, y al hijo de éste.
La pregunta del día ¿Podrá el Gobierno devorar a bancos y medios con la permisividad de la población y los sectores democráticos?
Sobre el primero pende una Ley Orgánica del Sistema Financiero Nacional, aprobada a principios de año por la Asamblea Nacional, que le pone una camisa de fuerza a los bancos y merma su rentabilidad.
Pero, ya desde finales de 2009, había comenzado la erosión del Sistema Financiero, con la intervención de pequeñas entidades que, habiendo nacido o siendo fortalecidas a la sombra del Gobierno, no fueron supervisadas suficientemente ni a tiempo por la Sudeban.
Posteriormente se deglutió casi en su totalidad a las Casas de Bolsa, las Sociedades de Corretaje, al sacarlas del juego del mercado cambiario y darle toda la potestad sobre este mercado al Gobierno.
Ahora pareciera que tiene intenciones de hincarle los colmillos al resto del Sector Bancario. Por lo menos, eso es lo que proclama el presidente Chávez cada vez que le viene en ganas. Sólo este fin de semana aclamó que si él "ordenara retirar todos los depósitos del Estado que están en los bancos privados", "no quedaría ni un banco privado".
"Casualmente", el lunes 14 de junio, 24 horas después de esa proclama de muerte, el Ejecutivo intervino a puertas cerradas el Banco Federal, propiedad de Nelson Mezerhane, uno de los socios principales de Globovisión. Entre otros, los argumentos utilizados para la medida fueron descalce, déficit de encaje legal, recurrencias al over night.
Independientemente de que puedan existir (o no) razones técnicas para la intervención del Banco Federal, la percepción generalizada es que ésta es una medida política que tiene trasfondos más graves que el de un potencial riesgo financiero, y que con ella el Gobierno estaría matando dos pájaros de un solo tiro. Al intervenir el Federal, el Gobierno se come otro pedazo del sistema bancario privado. Y, siendo su propietario uno de los principales socios de Globovisión, le afinca otra dentellada más a lo que queda de medios informativos independientes.
La lógica dicta que para salvaguardar los intereses de un colectivo, que suma a 284.000 clientes del banco y a más de 5.000 empleados, el Gobierno tenía en sus manos los instrumentos legales y recursos para brindarle apoyo al Federal, tal como lo habría hecho en el pasado con esa entidad, y como lo estaría haciendo en el presente con otras. Lo lamentable es que escogió su intervención a puertas cerradas, la medida más dolorosa, no sólo para los ahorristas y trabajadores, sino para la confianza y estabilidad del sistema. Con ella ¡todo el mundo pierde!
Además, es bien capcioso, que la intervención del Banco de Mezerhane, se concrete tres días después de que se dictara un irregular auto de aprehensión contra Guillermo Zuloaga, su socio en Globovisión, y al hijo de éste.
La pregunta del día ¿Podrá el Gobierno devorar a bancos y medios con la permisividad de la población y los sectores democráticos?
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