CIUDAD DEL CABO, Sudáfrica/AP— Diego Maradona ya no tendrá excusas para ignorar quién es Thomas Mueller.
El cabezazo del delantero alemán a los tres minutos sentó la tónica de la goleada 4-0 que Alemania le propinó el sábado a Argentina en los cuartos de final de la Copa del Mundo.
Tanta agua ha pasado debajo del puente desde ese amistoso que Argentina le ganó 1-0 a Alemania el pasado marzo en Munich, el partido en el que el entrenador argentino se sintió ofendido cuando en la rueda de prensa al final del encuentro lo sentaron junto con Mueller.
Maradona no tenía idea quién era ese chico de 20 años, que recién esta temporada había irrumpido en el Bayern Munich de Louis Van Gaal al recibir espacio por las lesiones de Franck Ribery. Fue inamovible en una campaña en la que el club bávaro completó el doblete de liga y copa, y alcanzó la final de la Liga de Campeones de Europa.
El motivo de que Mueller estaba al lado de Maradona era que acaba de debutar con la selección nacional, pero el entrenador argentino lo interpretó como una falta de respeto. Se levantó del podio y no regresó hasta que Mueller terminó de hablar con la prensa.
Mueller dijo esta semana que nunca entendió la razón de que Maradona no se quedó sentado a su costado, aunque el ex Pibe de Oro manifestó que no sabía quién era el atacante y que lo habitual para un entrenador es hablar a solas.
Su gol el sábado en el estadio Green Point fue el cuarto de su cosecha en este Mundial, eclipsando por lejos a figuras establecidas como Lionel Messi, Cristiano Ronaldo y Wayne Rooney, marginados del torneo sin siquiera haber marcado un tanto.
El tanto llegó cuando Mueller se elevó para cabecear un tiro libre cobrado por Bastian Schweinsteiger desde la izquierda. Superó en la marca a Nicolás Otamendi y apenas peinó la pelota para dejar descolocado al arquero Sergio Romero.
Mueller ya se había consagrado con todas las letras en los octavos de final al marcar los dos goles en el segundo tiempo que sentenciaron el triunfo 4-1 sobre Inglaterra, otra selección de fuste.
La única nota negativa fue que a los 35 minutos recibió su segunda tarjeta amarilla del torneo y ello le privará jugar en la semifinal del miércoles contra el ganador del España-Paraguay.
Pero lo vital es que no le ha quedado chica portar la camiseta nacional con el número 13. Es el mismo que tuvo Gerd Mueller, el legendario delantero germano con quien comparte apellido.
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