No es agradable sobrevivir en Caracas, para quienes salen a ganarse el sustento de todos los días. Al contrario de lo que suelen pregonar en los noticieros de la televisión oficial, la gente suda en los vagones del metro, dobla con miedo en las esquinas y si no dispone de empleo fijo, se inventa su ganapán en el poco lucrativo oficio de la economía informal, que el INE incluye en el renglón de los que trabajan felices. Aun así, hay que tomarse un descanso, aprovisionarse de una bala fría y volver al combate.
Cort. TalCualDigital
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