Han pasado once años desde que Hugo Chávez se asomó al balcón del pueblo y dijo que gobernaría para los pobres. Dos períodos presidenciales seguidos y, cuando se hace el inventario, sobresalen las grietas de un país acosado por las precariedades de la seguridad para caminar tranquilo por las calles, pero también para mantenerse firme en un terreno donde alguna familia decide fijar su vivienda. Once años y apenas se oyen los aplausos que recibió el militar que fijó su compromiso con un pueblo que se cansó de escuchar más promesas.
Cort. TalCualDigital
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