Los llamados hoteles de alta rotación (vulgo moteles) constituyen un escenario imprescindible para los amantes. Pueden ir matrimonios y parejas "consolidadas", claro que sí, pero en verdad son estos y los practicantes del sexo comercial quienes garantizan un lugar en la historia a estos templos. Pues bien, nos cuenta una pareja, que arriban a uno de estos lugares ubicado en La Campiña, encuentran el estacionamiento vacío y cuando solicitan una habitación, el atribulado empleado les dice: "lo siento, nos quedan 30 habitaciones vacías pero no podemos alquilarlas, pues unos funcionarios nos dijeron que las mantuviéramos desocupadas ya que en cualquier momento vienen con grupos de damnificados a ocuparlas". ¡Ah! y que mucho cuidado si ellos regresan con la gente y nos están las habitaciones disponibles, pues "le quitan" el negocio. Con esta revolución hasta echar....una siestica es un conflicto.
Cort. TalCualDigital
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