Hay que calibrar muy bien la significación de que las dos mayores potencias del mundo mantengan una relación cordial y mutuamente provechosa. Un entendimiento de largo plazo entre los dos gigantes es vital para la paz mundial y quizás permita plantear escenarios de cooperación
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
Este minicronista cree que hay razones para considerar el reciente encuentro entre Barack Obama y Hu Jintao, presidente del Gobierno chino, uno de los eventos internacionales más importantes de un buen número de los últimos años.
La inusual franqueza con la cual ambos caballeros se hablaron y el más inusual aún reconocimiento, por primera vez, de Hu Jintao sobre el precario estado de los Derechos Humanos en su gran país, así como el ofrecimiento de que continuarán haciendo esfuerzos por mejorar en este aspecto crucial del mundo moderno, son aspectos cuya importancia no puede ser subestimada.
Hay que reconocerle a Obama, quien desde el discurso sobre la matanza de Arizona parece haber recuperado la goma, la desinhibición con la cual llevó la discusión al terreno de los temas más contenciosos. Fueron abordados, también, desde luego, los aspectos económicos, en particular en relación con el tema de la "guerra de las monedas" y la tónica general de la reunión, incluyendo esos aspectos protocolares que tanto cuentan en el mundo diplomático, fue, según todas las apariencias, muy positiva.
Hay que calibrar muy bien la significación de que las dos mayores potencias del mundo mantengan una relación cordial y mutuamente provechosa. Un entendimiento de largo plazo entre los dos gigantes es vital para la paz mundial y quizás permita plantear escenarios de cooperación sobre asuntos en los cuales China y Estados Unidos han demostrado evidentes divergencias. Por citar un ejemplo, Irán. Además, le muestra a Rusia, todavía una gran potencia mundial, por dónde van los tiros.
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
Este minicronista cree que hay razones para considerar el reciente encuentro entre Barack Obama y Hu Jintao, presidente del Gobierno chino, uno de los eventos internacionales más importantes de un buen número de los últimos años.
La inusual franqueza con la cual ambos caballeros se hablaron y el más inusual aún reconocimiento, por primera vez, de Hu Jintao sobre el precario estado de los Derechos Humanos en su gran país, así como el ofrecimiento de que continuarán haciendo esfuerzos por mejorar en este aspecto crucial del mundo moderno, son aspectos cuya importancia no puede ser subestimada.
Hay que reconocerle a Obama, quien desde el discurso sobre la matanza de Arizona parece haber recuperado la goma, la desinhibición con la cual llevó la discusión al terreno de los temas más contenciosos. Fueron abordados, también, desde luego, los aspectos económicos, en particular en relación con el tema de la "guerra de las monedas" y la tónica general de la reunión, incluyendo esos aspectos protocolares que tanto cuentan en el mundo diplomático, fue, según todas las apariencias, muy positiva.
Hay que calibrar muy bien la significación de que las dos mayores potencias del mundo mantengan una relación cordial y mutuamente provechosa. Un entendimiento de largo plazo entre los dos gigantes es vital para la paz mundial y quizás permita plantear escenarios de cooperación sobre asuntos en los cuales China y Estados Unidos han demostrado evidentes divergencias. Por citar un ejemplo, Irán. Además, le muestra a Rusia, todavía una gran potencia mundial, por dónde van los tiros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario