Foto: del video
La oposición colocó sobre las cuerdas a ministros y diputados
ROBERTO GIUSTI | EL UNIVERSAL
El certero gancho de derecha que el diputado Marquina propinó a la cabeza de su colega, el hasta entonces desconocido Henry Ventura, sepultó en las páginas interiores de los diarios la verdadera noticia del día. El match boxístico que tuvo como ring el presidium del parlamento venezolano y observado por todo el país en cadena nacional, develó el guión diseñado por el maestro de ceremonias, Hugo Chávez, para hacer de unas rutinarias (en países civilizados) interpelaciones, todo un maratónico show donde las formas se imponen sobre los contenidos.
ROBERTO GIUSTI | EL UNIVERSAL
El certero gancho de derecha que el diputado Marquina propinó a la cabeza de su colega, el hasta entonces desconocido Henry Ventura, sepultó en las páginas interiores de los diarios la verdadera noticia del día. El match boxístico que tuvo como ring el presidium del parlamento venezolano y observado por todo el país en cadena nacional, develó el guión diseñado por el maestro de ceremonias, Hugo Chávez, para hacer de unas rutinarias (en países civilizados) interpelaciones, todo un maratónico show donde las formas se imponen sobre los contenidos.
Ya nadie se preocupó en considerar la nuez de la intervención que en aquel momento hacía el diputado de oposición Alfredo Ramos y la discusión nacional era si Marquina había quedado bien parado porque, según algunos, todos vieron cómo el agredido fue él y por eso, quizás sorprendido por lo súbito de la trompada que le lanzó Kid Ventura, retrocedió en primera instancia para luego cuadrarse, como todo un hombrecito, e ir a la riposta. Otros, por el contrario, dicen que debió reaccionar de una vez, mientras unos terceros dicen que debió ofrendar la otra mejilla para dejar en evidencia quienes son los violentos.
Lo cierto es que el show se le fue de las manos al próspero empresario del entretenimiento Hugo Chávez y aunque el rating estaba asegurado decidió cortar la cadena nacional mientras bajaba la adrenalina, los púgiles iban a sus esquinas y los seconds derrochaban pomada sobre sus moretones.Luego cuando las aguas volvieron a su nivel y ante la impericia de un Soto Rojas, cuya inflexibilidad en la aplicación de un odioso reglamento de debates, hecho para abortar su propio objetivo (el debate), el veteranísimo canciller Maduro tomó la batuta para conducir el drama según el libreto y la cadena fue restablecida. Controlada la puesta en escena, manejados los larguísimos tiempos, diestramente administrado el manejo de la Asamblea y colocada en minusvalía la bancada oposicionista, era factible ir a la discusión en la defensa de un gobierno vulnerable, con flancos débiles y un batallón de diputados bien entrenados en la estrategia, armados de cifras, láminas, loas al Presidente y un argumento central: nosotros defendemos a los pobres, la oposición a los ricos.
Ese batallón de mentirosos patológicos y de incansables denunciadores de la oposición golpista (se olvida que el primer golpista es Chávez) se abroquela en un solo movimiento y una estrategia inamovible, para recrear una país que sólo existe en su discurso. Un ejemplo: la ministra Sader proclama que 80% de la población ha sido atendida satisfactoriamente en centros asistenciales del Gobierno.
El segundo round fue transmitido en cadena nacional. La oposición ha logrado meterse por las rendijas, ha dicho su verdad y con la propuesta de Ramos (aumento de sueldos y salarios) colocó sobre las cuerdas a ministros y diputados del Gobierno cuya reacción fue la de pasar del parlamento a los porrazos.
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