No se trata sólo de visitar a Biagio Pilieri sino de organizar actividades de repudio y solidaridad que muevan a la opinión pública. ¿Qué tal un gran acto en Chivacoa, frente a la casa del parlamentario preso, con presencia de los 67 diputados electos?
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
Este minicronista se siente obligado a formularle un reclamo tanto a la MUD como al grupo parlamentario de la alternativa democrática. Se trata de lo que, no sólo a mi juicio sino al de mucha otra gente, ha sido una actitud no suficientemente activa y combativa en defensa de Biagio Pilieri, víctima de un atropello incalificable por parte del régimen.
Como ya es sabido, Pilieri ha sido juzgado y absuelto dos veces por el mismo supuesto delito. Que esto le ocurra a un venezolano común y corriente ya configuraría una aberración jurídica sin nombre, pero en el caso de Pilieri es peor porque se trata de un diputado electo que, de acuerdo con "la mejor Constitución del mundo" (decía Chávez antes de dedicarse a patearla a más y mejor), posee inmunidad parlamentaria desde que fue proclamado. Un caso como este sólo se puede dar en esta Venezuela del chavismo, pero merecería una protesta pública y continua por parte de sus compañeros.
No se trata sólo de visitarlo (que sólo lo han hecho siete de ellos), sino de organizar actividades de repudio y solidaridad que muevan a la opinión pública. ¿Qué tal un gran acto en Chivacoa, frente a la casa del parlamentario preso, con presencia de los 67 diputados electos? ¿Qué tal actividades del mismo jaez en otros sitios del país, sobre todo en los vecinos a Yaracuy, por donde fue electo?
La de Pilieri no es una batalla solitaria de un tipo encaprichado en ser parlamentario sino una defensa del principio constitucional de la inmunidad parlamentaria, cosa que atañe a todos y cada uno de los 67 que fueron electos y, en general, a todos los venezolanos que aspiran a una vida democrática plena.
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
Este minicronista se siente obligado a formularle un reclamo tanto a la MUD como al grupo parlamentario de la alternativa democrática. Se trata de lo que, no sólo a mi juicio sino al de mucha otra gente, ha sido una actitud no suficientemente activa y combativa en defensa de Biagio Pilieri, víctima de un atropello incalificable por parte del régimen.
Como ya es sabido, Pilieri ha sido juzgado y absuelto dos veces por el mismo supuesto delito. Que esto le ocurra a un venezolano común y corriente ya configuraría una aberración jurídica sin nombre, pero en el caso de Pilieri es peor porque se trata de un diputado electo que, de acuerdo con "la mejor Constitución del mundo" (decía Chávez antes de dedicarse a patearla a más y mejor), posee inmunidad parlamentaria desde que fue proclamado. Un caso como este sólo se puede dar en esta Venezuela del chavismo, pero merecería una protesta pública y continua por parte de sus compañeros.
No se trata sólo de visitarlo (que sólo lo han hecho siete de ellos), sino de organizar actividades de repudio y solidaridad que muevan a la opinión pública. ¿Qué tal un gran acto en Chivacoa, frente a la casa del parlamentario preso, con presencia de los 67 diputados electos? ¿Qué tal actividades del mismo jaez en otros sitios del país, sobre todo en los vecinos a Yaracuy, por donde fue electo?
La de Pilieri no es una batalla solitaria de un tipo encaprichado en ser parlamentario sino una defensa del principio constitucional de la inmunidad parlamentaria, cosa que atañe a todos y cada uno de los 67 que fueron electos y, en general, a todos los venezolanos que aspiran a una vida democrática plena.
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