Por: VenEconomía
Venezuela ha acumulado en los últimos 20 años una interminable cadena de oportunidades perdidas, especialmente en materia económica, incluyendo la minería.
Por ejemplo, en el sureste del Estado Bolívar se encuentra la Mina Las Cristinas, uno de los yacimientos de oro con las reservas más extraordinarias de América Latina. Lamentablemente, su explotación y beneficios para la nación han sido truncados por una serie de arbitrariedades, litigios y subterfugios legales oscuros y enredados que no han terminado de definir quién la explotará.
Como se recordará, después de un largo tira y encoge, el gobierno venezolano, a través de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), se asoció con la Canadiense Placer Dome, la quinta empresa minera de oro más grande del mundo, para explotar esos yacimientos. Sin embargo, el Ministerio del Ambiente le negó, por razones aún no aclaradas, a Placer Dome la autorización para iniciar el proyecto de explotación de Las Cristinas, a pesar de que ésta había obtenido el financiamiento internacional, cumplido con la normativa legal y la permisología requerida por el Estado venezolano e incluso, impulsado un amplio programa social para beneficiar a una de las poblaciones más deprimidas del país. Muchos piensan que fue, porque no se "bajó de la mula".
Ante la imposibilidad de proceder con la explotación de la mina, Placer Dome vendió su participación a la Canadiense Vanessa Ventures, la cual elaboró un proyecto de explotación a menor escala. Pero, el Estado procedió a anular el contrato de explotación utilizando tecnicismos procedimentales, más que elementos de fondo. En la actualidad Vanessa Ventures dilucida en tribunales de arbitraje internacional la legalidad de la anulación de su contrato.
Luego, el gobierno le concedió a Crystallex, también Canadiense, el derecho de explotación de Las Cristinas.
Ahora la historia de arbitrariedades y tramoyas vuelve a repetirse. El domingo 6 de febrero, Cristallex informó que la CVG le notificó que su contrato para operar la Mina Las Cristinas había sido "cancelado en forma unilateral". Esta empresa también ha cumplido con la normativa legal y la permisología requerida por el Estado venezolano, pero se le ha impedido explotar la mina por cuanto el Ministerio del Ambiente le había negado la autorización respectiva, por razones tampoco aclaradas.
A baja voz circula en los medios que Las Cristinas podría caer en manos de la minera rusa Rusoro Mining.
En esta larga historia de disputas y tramoyas sin fin de Las Cristinas, quien pierde es el país.
Si esta realidad no fuera tan trágica, sería un símil del cuento del Gallo Pelón.
Por ejemplo, en el sureste del Estado Bolívar se encuentra la Mina Las Cristinas, uno de los yacimientos de oro con las reservas más extraordinarias de América Latina. Lamentablemente, su explotación y beneficios para la nación han sido truncados por una serie de arbitrariedades, litigios y subterfugios legales oscuros y enredados que no han terminado de definir quién la explotará.
Como se recordará, después de un largo tira y encoge, el gobierno venezolano, a través de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), se asoció con la Canadiense Placer Dome, la quinta empresa minera de oro más grande del mundo, para explotar esos yacimientos. Sin embargo, el Ministerio del Ambiente le negó, por razones aún no aclaradas, a Placer Dome la autorización para iniciar el proyecto de explotación de Las Cristinas, a pesar de que ésta había obtenido el financiamiento internacional, cumplido con la normativa legal y la permisología requerida por el Estado venezolano e incluso, impulsado un amplio programa social para beneficiar a una de las poblaciones más deprimidas del país. Muchos piensan que fue, porque no se "bajó de la mula".
Ante la imposibilidad de proceder con la explotación de la mina, Placer Dome vendió su participación a la Canadiense Vanessa Ventures, la cual elaboró un proyecto de explotación a menor escala. Pero, el Estado procedió a anular el contrato de explotación utilizando tecnicismos procedimentales, más que elementos de fondo. En la actualidad Vanessa Ventures dilucida en tribunales de arbitraje internacional la legalidad de la anulación de su contrato.
Luego, el gobierno le concedió a Crystallex, también Canadiense, el derecho de explotación de Las Cristinas.
Ahora la historia de arbitrariedades y tramoyas vuelve a repetirse. El domingo 6 de febrero, Cristallex informó que la CVG le notificó que su contrato para operar la Mina Las Cristinas había sido "cancelado en forma unilateral". Esta empresa también ha cumplido con la normativa legal y la permisología requerida por el Estado venezolano, pero se le ha impedido explotar la mina por cuanto el Ministerio del Ambiente le había negado la autorización respectiva, por razones tampoco aclaradas.
A baja voz circula en los medios que Las Cristinas podría caer en manos de la minera rusa Rusoro Mining.
En esta larga historia de disputas y tramoyas sin fin de Las Cristinas, quien pierde es el país.
Si esta realidad no fuera tan trágica, sería un símil del cuento del Gallo Pelón.
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