Por VenEconomía
Hugo Chávez cumple doce años de haber asumido el mando del país. Hoy transita por su tercer período presidencial consecutivo y se enfila obcecadamente para seguir con el cuarto en línea.
El politólogo Michael Rowan, en un artículo publicado en la edición mensual de VenEconomía de enero 2011, pasa revista a las nefastas secuelas que está dejando Chávez a su paso por Miraflores, identificando como una de las más trascendentes la total polarización, "porque así él lo ha querido".
Identifica Rowan siete frentes en la batalla de Chávez para incrustar su revolución en Venezuela:
El libre mercado, el cual es ya historia en Venezuela gracias al control que ejerce Chávez sobre las políticas económicas militaristas de confiscación, nacionalización, regulación, imposición y amenazas gubernamentales. Lo peor es que aunque Chávez saliera de escena sin ninguna violencia, se tendría que reconstruir una economía de mercado.
La democracia, que ha venido deteriorándose desde el Referendo Revocatorio de 2004, tras el cual las elecciones en Venezuela se han venido convirtiendo en una farsa y una vergüenza gracias a la manipulación del registro electoral, la redistribución de los circuitos electorales y la intimidación de los electores, entre otros.
El concepto de la independencia personal: Si bien Chávez habla sin cesar sobre la soberanía venezolana, la misma no abarca la dignidad, el honor y la libertad personal del pueblo venezolano. Chávez quiere toda la lealtad, sin cuestionamientos. Su concepto de autodeterminación no abarca la dignidad, el honor y la libertad personal del venezolano.
El intercambio de ideas y cosas: Dada su pobre interpretación de capitalismo y socialismo, Chávez no cree en el intercambio de ideas y cosas, salvo donde tiene el control total de la transacción. El problema es que en ausencia de Chávez, Venezuela no tiene un modelo mental de libertad e independencia que elimine la pobreza y "siembre el petróleo", como decía Uslar Pietri.
La paz y el orden: Venezuela se ha convertido en un Estado forajido y ha creado alianzas con estados forajidos, coqueteando con la proliferación de armas nucleares y los crímenes callejeros, como si fueran asuntos normales de un Estado. Lo dramático es que se deberá enfrentar un enorme reto social para reconstruir un ambiente de paz y orden en Venezuela.
La reforma: Dice Rowan que si Chávez pudiera aprender a reformar su Gobierno, posiblemente, habría alguna esperanza. Pero, Chávez parece ser inmune a la reforma interna.
Para Rowan, en esos siete frentes, Chávez se mantiene en el campo de batalla: la guerra no ha terminado, pero él está ganando. Venezuela todavía tiene posibilidades de sobrevivir, aunque cada día que pasa se torna más débil.
En síntesis estos doce años se contarán en la historia de Venezuela como los años del oscurantismo. Una triste docena de años durante la cual los venezolanos vieron desgastarse su democracia, carcomerse el Estado de Derecho, corroerse sus derechos constitucionales y libertades ciudadanas, y derrumbarse todos los indicadores económicos y sociales.
El politólogo Michael Rowan, en un artículo publicado en la edición mensual de VenEconomía de enero 2011, pasa revista a las nefastas secuelas que está dejando Chávez a su paso por Miraflores, identificando como una de las más trascendentes la total polarización, "porque así él lo ha querido".
Identifica Rowan siete frentes en la batalla de Chávez para incrustar su revolución en Venezuela:
El libre mercado, el cual es ya historia en Venezuela gracias al control que ejerce Chávez sobre las políticas económicas militaristas de confiscación, nacionalización, regulación, imposición y amenazas gubernamentales. Lo peor es que aunque Chávez saliera de escena sin ninguna violencia, se tendría que reconstruir una economía de mercado.
La democracia, que ha venido deteriorándose desde el Referendo Revocatorio de 2004, tras el cual las elecciones en Venezuela se han venido convirtiendo en una farsa y una vergüenza gracias a la manipulación del registro electoral, la redistribución de los circuitos electorales y la intimidación de los electores, entre otros.
El concepto de la independencia personal: Si bien Chávez habla sin cesar sobre la soberanía venezolana, la misma no abarca la dignidad, el honor y la libertad personal del pueblo venezolano. Chávez quiere toda la lealtad, sin cuestionamientos. Su concepto de autodeterminación no abarca la dignidad, el honor y la libertad personal del venezolano.
El intercambio de ideas y cosas: Dada su pobre interpretación de capitalismo y socialismo, Chávez no cree en el intercambio de ideas y cosas, salvo donde tiene el control total de la transacción. El problema es que en ausencia de Chávez, Venezuela no tiene un modelo mental de libertad e independencia que elimine la pobreza y "siembre el petróleo", como decía Uslar Pietri.
La paz y el orden: Venezuela se ha convertido en un Estado forajido y ha creado alianzas con estados forajidos, coqueteando con la proliferación de armas nucleares y los crímenes callejeros, como si fueran asuntos normales de un Estado. Lo dramático es que se deberá enfrentar un enorme reto social para reconstruir un ambiente de paz y orden en Venezuela.
La reforma: Dice Rowan que si Chávez pudiera aprender a reformar su Gobierno, posiblemente, habría alguna esperanza. Pero, Chávez parece ser inmune a la reforma interna.
Para Rowan, en esos siete frentes, Chávez se mantiene en el campo de batalla: la guerra no ha terminado, pero él está ganando. Venezuela todavía tiene posibilidades de sobrevivir, aunque cada día que pasa se torna más débil.
En síntesis estos doce años se contarán en la historia de Venezuela como los años del oscurantismo. Una triste docena de años durante la cual los venezolanos vieron desgastarse su democracia, carcomerse el Estado de Derecho, corroerse sus derechos constitucionales y libertades ciudadanas, y derrumbarse todos los indicadores económicos y sociales.
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