En qué mundo vive el funcionario proponente cuando recomienda el uso del bahareque para la construcción industrial de miles de apartamentos, en edificios de al menos cuatro pisos, además, sin emplear cabillas y, se supone, tampoco vigas de acero
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
Leo por ahí que el viceministro para África propone, "en vista de la crisis de vivienda y la falta de cabillas y cemento", el regreso al bahareque. La verdad es que no tenía que ir hasta África para rescatar las bondades del barro como material de construcción, porque aquí nuestro Fruto Vivas ha llevado a cabo interesantes experiencias habitacionales con bahareque. Tengo entendido que los famosos "Ranchos de Chana", en Margarita, emplean el bahareque.
De modo que la idea, en principio, no es para reírse de ella, aparte de que es "endógena". Se trata, sin embargo, de experiencias a pequeña escala y con viviendas unifamiliares; en cambio, sí es cómo para preguntarse en qué mundo vive el funcionario proponente cuando recomienda el uso del bahareque para la construcción industrial de miles de apartamentos, en edificios de al menos cuatro pisos, además, sin emplear cabillas y, se supone, tampoco vigas de acero.
Este adalid del bahareque se da la mano con los ministros y viceministros de la agricultura, que proponen, con toda seriedad, el desarrollo de lo que llaman "agricultura urbana", poniendo como ejemplo de ella, precisamente, la fracasada experiencia cubana, que surgió como respuesta, también delirante, al desastre causado en la agricultura.
En esta pintoresca oda al atraso se nos sugiere, muy en la onda de los inefables gallineros verticales, "aprovechar pequeños espacios, una esquina, un espacio", con el fin de "convertir a las ciudades en grandes productoras para consolidar la soberanía alimentaria".
El "novedoso plan agrario", como lo llama Loyo, el ministro de las tierras, contempla, entre otras cosas, según su viceministro, la "siembra de rubros como hortalizas en balcones, patios y platabandas". Se han cogido tres millones de hectáreas de tierra y ahora nos vienen con la idea genial de que donde van a desarrollar la agricultura es en los balcones de los edificios urbanos. El fracaso de este gobierno está comenzando a presentar aspectos verdaderamente cómicos.
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
Leo por ahí que el viceministro para África propone, "en vista de la crisis de vivienda y la falta de cabillas y cemento", el regreso al bahareque. La verdad es que no tenía que ir hasta África para rescatar las bondades del barro como material de construcción, porque aquí nuestro Fruto Vivas ha llevado a cabo interesantes experiencias habitacionales con bahareque. Tengo entendido que los famosos "Ranchos de Chana", en Margarita, emplean el bahareque.
De modo que la idea, en principio, no es para reírse de ella, aparte de que es "endógena". Se trata, sin embargo, de experiencias a pequeña escala y con viviendas unifamiliares; en cambio, sí es cómo para preguntarse en qué mundo vive el funcionario proponente cuando recomienda el uso del bahareque para la construcción industrial de miles de apartamentos, en edificios de al menos cuatro pisos, además, sin emplear cabillas y, se supone, tampoco vigas de acero.
Este adalid del bahareque se da la mano con los ministros y viceministros de la agricultura, que proponen, con toda seriedad, el desarrollo de lo que llaman "agricultura urbana", poniendo como ejemplo de ella, precisamente, la fracasada experiencia cubana, que surgió como respuesta, también delirante, al desastre causado en la agricultura.
En esta pintoresca oda al atraso se nos sugiere, muy en la onda de los inefables gallineros verticales, "aprovechar pequeños espacios, una esquina, un espacio", con el fin de "convertir a las ciudades en grandes productoras para consolidar la soberanía alimentaria".
El "novedoso plan agrario", como lo llama Loyo, el ministro de las tierras, contempla, entre otras cosas, según su viceministro, la "siembra de rubros como hortalizas en balcones, patios y platabandas". Se han cogido tres millones de hectáreas de tierra y ahora nos vienen con la idea genial de que donde van a desarrollar la agricultura es en los balcones de los edificios urbanos. El fracaso de este gobierno está comenzando a presentar aspectos verdaderamente cómicos.
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