Tras la amplia victoria del Partido Social Demócrata (PSD) frente a los socialistas en las legislativas del domingo, el liberal centrista Pedro Passos Coelho será designado pronto al frente del gobierno portugués con el que deberá aplicar el exigente plan de ayuda de la UE y del FMI.
El PSD sumó 40,6% de los votos imponiéndose frente al Partido Socialista del primer ministro dimisionario José Socrates que obtuvo 28,5% de los sufragios, según resultados oficiales con el 80% de las circunscripciones escrutadas.
El conjunto de la derecha obtuvo más del 51% de los votos.
El domingo por la noche, José Socrates reconoció su derrota y anuncio que dejaría sus funciones como secretario general del PS, cargo que ocupaba desde 2004.
"Esta derrota electoral es la mía y quiero asumirla totalmente esta noche. Estimo por ello que llegó el momento de abrir un nuevo ciclo político al frente del Partido Socialista", declaró Socrates que dirigía el gobierno desde 2005.
A pesar de que se consideraran estos comicios como "decisivos" para el futuro de un país comprometido a respetar un plan de ayuda internacional para poner fin a una profunda crisis económica y social, la abstención fue superior a 42% de los electores inscriptos, un récord absoluto para elecciones legislativas desde 1974.
Más de 9,6 millones de electores fueron convocados a estos comicios de una vuelta en el sistema proporcional, para renovar a los 230 diputados del parlamento disuelto a fines de marzo, luego de la renuncia de José Sócrates (socialista) desautorizado tras el rechazo de un cuarto plan de austeridad en menos de un año.
Dos semanas después, Sócrates se vio obligado a pedir ayuda internacional, pues el Estado portugués ya no podía financiarse debido al aumento de las tasas de interés exigidas en los mercados.
Portugal, muy endeudado (160.000 millones de euros a fines de 2010), terminó el año 2010 en recesión, con un déficit público a 9,1% del PIB y una desocupación de más del 11%.
Sócrates, de 53 años, acusado por sus adversarios de haber llevado al país a "la bancarrota", recordó durante la campaña electoral que había "luchado con todas sus fuerzas" contra el recurso a una ayuda exterior que, según él, hubiera podido ser evitada si la oposición, y en particular el PSD, no hubieran rechazado su plan de austeridad.
Contrariamente a Grecia e Irlanda, en Portugal todos los partidos, exceptuando a la izquierda antiliberal, se comprometieron a respetar estrictamente las condiciones del préstamo de 78.000 millones de euros negociado por el gobierno renunciante a cambio de un programa de rigor y de reformas en tres años.
Passos Coelho, de 46 años, prometió incluso en varias ocasiones ir "más allá" de las exigencias planteadas por la "troika" (Unión Europea, Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo), en particular en materia de privatizaciones pero también de reformas del mercado laboral, de los servicios públicos y de las políticas sociales.
Según el acuerdo concluido a principios de mayo, el futuro gobierno, que podría entrar en función a finales de junio o principios de julio, deberá reducir el déficit público de 9,1% del PIB el año pasado a 5,9% este año, para situarlo en 2013 en 3%.
Los portugueses, sometidos desde hace un año a una dura cura de austeridad, votaron este domingo sin entusiasmo ni ilusiones: "Nadie hará milagros, hoy votamos porque estamos obligados, sino no lo haríamos", confió una mujer de unos 60 años en un barrio de clase media de Lisboa.
Los resultados completos serán anunciados el 15 de junio tras el recuento de los votos del extranjero (cuatro escaños). Será a partir de esa fecha que el presidente Aníbal Cavaco Silva podrá designar formalmente al primer ministro.
TalCualDigital
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