Esteban ejerció la democracia como a él le gusta: le participó a todo el mundo quienes eran los directivos del Psuv y punto. Pero quien se asome a Aporrea se puede dar cuenta que en todo el país chavista hay descontento por las escogencias hechas
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
El mundo interno del PSUV está revuelto. La decisión de su comandante presidente de integrar a los equipos políticos de ese partido dedocráticamente ha generado más resistencias y arrecheras de los que esperaba salvar.
Desde su atalaya de Miraflores, Esteban se despojó, una vez más, de su careta de demócrata y fue designando a los miembros de las direcciones regionales, municipales y parroquiales del partido a discreción. Ejerció la democracia como a él le gusta: le participó a todo el mundo quienes eran los directivos del partido y punto. Eso creyó, pero también dentro del PSUV hay gente que quiere practicar la otra forma de democracia participativa: quiere expresar su opinión y ser tomado en cuenta.
Quien se asome a Aporrea se puede dar cuenta que en todo el país chavista hay descontento por las escogencias hechas. La calentera con Rafael Isea y su gente, en Aragua, crece a paso de vencedores. Lo mismo ocurre en Sucre, donde su gobernador puede correr la misma suerte que Jesús Aguilarte, el de Apure.
Marcos Díaz Orellana, en Mérida, no las tiene todas consigo. En Trujillo buena parte del partido quiere descabezar a Hugo Cabezas. La Negra Antonia Muñoz mantiene una sorda pugna con Wilmar Castro Soteldo en Portuguesa. A Ronald Blanco La Cruz buena parte del partido en Táchira no lo quiere ni ver. Sin embargo, es en Monagas donde las cosas han llegado a mayores, por ahora.
El Gato Briceño sacó las garras y acusó a Diosdado Cabello de querer “matarlo” política y moralmente. Cabello afirma que obtener muchos votos no significa ser buen gobernador. Lo que está detrás de todo esto es quién será el abanderado rojo para el principal cargo regional.
Briceño dice que Diosdado quiere a su hermano, el del Seniat, y el Gato aspira demostrar que tiene muchas vidas políticas. Chacumbele está imponiendo sus candidatos a gobernador. Veremos que respuesta recibe. Esto se pone bueno.
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
El mundo interno del PSUV está revuelto. La decisión de su comandante presidente de integrar a los equipos políticos de ese partido dedocráticamente ha generado más resistencias y arrecheras de los que esperaba salvar.
Desde su atalaya de Miraflores, Esteban se despojó, una vez más, de su careta de demócrata y fue designando a los miembros de las direcciones regionales, municipales y parroquiales del partido a discreción. Ejerció la democracia como a él le gusta: le participó a todo el mundo quienes eran los directivos del partido y punto. Eso creyó, pero también dentro del PSUV hay gente que quiere practicar la otra forma de democracia participativa: quiere expresar su opinión y ser tomado en cuenta.
Quien se asome a Aporrea se puede dar cuenta que en todo el país chavista hay descontento por las escogencias hechas. La calentera con Rafael Isea y su gente, en Aragua, crece a paso de vencedores. Lo mismo ocurre en Sucre, donde su gobernador puede correr la misma suerte que Jesús Aguilarte, el de Apure.
Marcos Díaz Orellana, en Mérida, no las tiene todas consigo. En Trujillo buena parte del partido quiere descabezar a Hugo Cabezas. La Negra Antonia Muñoz mantiene una sorda pugna con Wilmar Castro Soteldo en Portuguesa. A Ronald Blanco La Cruz buena parte del partido en Táchira no lo quiere ni ver. Sin embargo, es en Monagas donde las cosas han llegado a mayores, por ahora.
El Gato Briceño sacó las garras y acusó a Diosdado Cabello de querer “matarlo” política y moralmente. Cabello afirma que obtener muchos votos no significa ser buen gobernador. Lo que está detrás de todo esto es quién será el abanderado rojo para el principal cargo regional.
Briceño dice que Diosdado quiere a su hermano, el del Seniat, y el Gato aspira demostrar que tiene muchas vidas políticas. Chacumbele está imponiendo sus candidatos a gobernador. Veremos que respuesta recibe. Esto se pone bueno.
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