Luego de 10 meses, los damnificados que metieron allí siguen esperando y esperando que lleguen sus "padrinos" para darles la buena nueva: se van a su nueva casa
Lo que estaba destinado a ser un templo del consumo, el Sambil La Candelaria, terminó convertido en un templo del olvido. Luego de 10 meses, los damnificados que metieron allí siguen esperando y esperando que lleguen sus "padrinos" para darles la buena nueva: se van a su nueva casa. La paciencia se agota y muchos van perdiendo las esperanzas. Ya es normal escucharlos hablar de regresar al lugar de donde vinieron, aun cuando son zonas de riesgo. Mientras tanto, siguen entregados a la desidia, a la desocupación, a la violencia que se ha generado en el lugar y sus alrededores por las evidentes condiciones inhumanas en las que sobreviven: entre literas de presos, entradas y salidas enrejadas y militarizadas, separaciones frágiles entre familias. No se puede olvidar que son personas, venezolanos con derechos, que viven en un estacionamiento. Los vecinos de la zona nunca vieron ese capitalismo tipo mall. A cambio, tienen a diario enfrente un ejemplo de cómo se vive en el socialismo del siglo 21.
Cort. TalCualDigital
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