viernes, 23 de septiembre de 2011

Reivindicación en la FAN/Simón Boccanegra 23sep11


Dicen los señores que ellos apenan ganan el salario mínimo, lo cual no les parece justo, sobre todo si lo comparan con los sueldos de los más altos oficiales y que, encima de ello, las promesas de mejoras socioeconómicas en sus condiciones de vida y trabajo jamás se hacen realidad

SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital
En la FAN tiene que haber un clima que se asemeja bastante al existente en las barriadas populares, en las empresas y en todos aquellos sitios donde existen concentraciones humanas que sienten derechos no atendidos, solicitudes y aspiraciones postergadas o simplemente negadas: una atmósfera de protesta que se extiende por todo el territorio, que unifica a partidarios y adversarios del gobierno y que también, en ocasiones, produce el espectáculo de trabajadores del Estado en la calle, efectuando un reclamo y que de pronto son atacados por una banda de matones del oficialismo.

Ocurrió recientemente con unos trabajadores del Minpopo Relaciones Exteriores y unos matones traídos vaya uno a saber de dónde. Ahora ocurre también que muchos trabajadores que dicen identificarse con el gobierno, al no verse atendidos en los medios oficialistas, se acercan hasta medios independientes e incluso hasta TalCual para hacerse oír.

Recientemente, un grupo de sargentos segundos del Ejército y miembros de la Guardia Nacional nos hicieron llegar, por los caminos verdes, un pequeño documento con un planteamiento que, desde luego, no se atreven a hacer en las fuerzas a las que pertenecen pero que desean hacer público.

En resumen, dicen los señores que ellos apenan ganan el salario mínimo, lo cual no les parece justo, sobre todo si lo comparan con los sueldos de los más altos oficiales y que, encima de ello, las promesas de mejoras socioeconómicas en sus condiciones de vida y trabajo jamás se hacen realidad, a pesar de que se repiten una y otra vez los mismos ofrecimientos.

Estos denunciantes no quieren tumbar el gobierno ni están conspirando, simplemente, como cualquier trabajador, están reclamando una mejoría en sus condiciones de vida y de trabajo, están reclamando un derecho. Sólo que todo eso ocurre en el país de "Nunca Jamás", en la sede de la revolución más bonita de la historia.

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